Plenamente consagrado Muestra

Jesús es suficiente

Elegir una vida plenamente consagrada a Dios no significa que no habrá luchas. Seremos tentados y desanimados de vez en cuando. Nuestros ojos necesitan estar enfocados en Él para no distraernos. Su poder nos llena y Su Espíritu nos guía a vivir esta vida no solo consagrados, sino enfocados.

La esperanza es que seas desafiado a ver si realmente estás consagrado a Dios. Esto no es para condenarte de ninguna manera. Dios sigue estando para ti y contigo. Thomas á Kempis, un teólogo holandés en la Edad Media, lo dijo perfectamente en su libro, La imitación de Cristo: «Jesús tiene muchos que aman su reino, pero pocos que llevan su cruz».

Si estás cansado o frustrado, pero deseas ser una persona completamente consagrada a Dios, no lo hagas solo. Recibe la gracia de Dios y vive tu vida con personas que tengan la mente de Cristo, quienes te animarán a continuar. Conéctate con personas que no solo orarán por ti, sino contigo. Queremos estar en un lugar de transformación y comprometidos en la presencia de Dios. A. W. Tozer, un pastor estadounidense de mediados del siglo XX, dijo: «Dios nunca negocia con la gente. La muerte de Jesucristo puso fin a cualquier tipo de negociación. Ahora es Cristo o nada. Ahora es la Palabra de Dios en su totalidad o nada».

Dios te llama y Jesús es suficiente. Cuando estés plenamente consagrado, lo conocerás en un nivel más profundo para entender que Él es suficiente. Permítele tomar el control completo para hacer lo que Él quiere hacer en ti. No está mal querer verse bien ante otros, pero sepan que después de todo, en nuestro ser interior, nuestro objetivo es ser hombres y mujeres completos, llenos del Espíritu Santo.

«Padre, gracias por llamarme a vivir una vida plenamente consagrada a ti. Ayúdame, Señor, a seguirte de todo corazón. Moldéanos en hombres y mujeres de Dios enfocados en ti y tus propósitos. Lléname con tu Espíritu para que me guíes para cambiar el mundo. Cuando esté cansado y agotado, sé la fuerza que levanta mi cabeza. Trae personas a mi vida que sean un ejemplo y un estímulo para mí. Que cuando las personas se encuentren conmigo, que se diga ciertamente que te reflejo en mi vida. Hazles saber que mis tinieblas han sido alumbradas por Tu presencia. En el nombre de Jesús, amén».

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