Plenamente consagrado Muestra

Intimidad

Cuando elegimos una vida consagrada a Dios, podemos pasar fácilmente de querer que otros conozcan a Dios, a querer vernos bien ante ellos. Al mirarnos, ¿la gente solo piensa que somos increíbles, o están asombrados de lo que Dios hace en nuestras vidas? Como creyentes, debemos comprometernos con las personas de tal manera que quieran saber más sobre el Dios al que servimos. Una vida totalmente dedicada a Dios refleja tanto a Cristo, que las personas miran más allá de lo que somos y tienen una idea de quién es Dios.

El conocimiento de teología es amplio, pero Dios también pide intimidad con él. El hecho de que conozcas la palabra de Dios y memorices las Escrituras no significa que tengas intimidad con Dios. Estar plenamente consagrado a Él requiere intimidad. Oseas 4:6 dice: «Mi pueblo perece por la falta de conocimiento. Debido a que ustedes han rechazado el conocimiento, yo también los rechazo como mis sacerdotes; porque han ignorado la ley de su Dios». La palabra “conocimiento” en este pasaje no se refiere a la comprensión intelectual, el conocimiento bíblico o memorización. La traducción no transmite lo que la palabra realmente significaba, a lo que se refiere el pasaje es a falta de "intimidad". Lo que Dios estaba diciendo era que debido a que los sacerdotes rechazaban la intimidad con Él, así mismo, Él también los rechazaría. Dios nos está llamando a ser creyentes plenamente consagrados a Jesucristo, que seamos íntimos con Él.

Debemos negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz para seguir a Jesús. Jesús dijo que «el que pierda su vida por mi causa la encontrará». El autor David Platt dice: «El camino que conduce al cielo es arriesgado, solitario y costoso en este mundo. Pocos están dispuestos a pagar el precio. Seguir a Jesús implica perder tu vida y encontrar una nueva vida en él».

Vivimos en un mundo muy gris. Ya no hay blanco o negro. Sin embargo, el Señor es claro con nosotros. Él está para ti y te ama. La pregunta es: ¿Es él suficiente para ti? Él quiere que no estés parcialmente consagrado, sino plenamente consagrado. Cristo no es algo adicional a tu vida. Proclama tu devoción no solo en público, para que te haga parecer bueno, sino en privado, dale tu corazón y tu mente.