Perlas Del Libro De IsaíasMuestra

La Muerte De Uno Trae Vida A Muchos

Aunque el profeta Isaías vivió unos 700 años antes de la llegada de Jesucristo, encontramos en Isaías capítulo 53 quizás la ilustración más detallada de la razón de Su venida. Nos pinta un cuadro de la condición humana desde la perspectiva de Dios; como ovejas perdidas y descarriadas, cada uno siguiendo su propio camino, lleno de iniquidad, enfermedad y dolor, y merecedores del castigo y la muerte. Mas en esta desesperante historia, entra un hombre distinto a los demás. No es por su apariencia exterior; no es llamativo ni majestuoso. Es único por ser inocente de todo pecado, y a la vez por Su disposición de tomar sobre Sí mismo el castigo que correspondía a todos los pecadores. Es más, tendría que sufrir el rechazo, la condena y la muerte por medio de las mismas personas que Él vino a salvar.

Pero a la vez, vemos en esta profecía también la promesa de la resurrección, no solo para este siervo que se ofrece como un cordero inocente en lugar de pecadores, sino para todos sus “descendientes”; aquellos que pondrían su fe en Él para la salvación.

¡Cuán inmensurable es el amor de Dios! Él nos vio en nuestra situación vergonzosa, y proveyó un remedio por nuestra maldad y todas sus consecuencias al enviar al Salvador como un sacrificio en nuestro lugar. Y vemos por medio de Isaías que esto fue Su intención desde el comienzo. Dios tuvo un plan para rescatar a la humanidad, y aunque tardó milenios para cumplirse, llegó justo a tiempo y fue lo justo y necesario para nuestra redención.

Oración: Padre, ¡gracias por Jesús! Gracias por haberlo enviado a un mundo en tinieblas y lleno de maldad. Gracias que a pesar de nuestro desprecio y rechazo, soportó el castigo de nuestra maldad; la muerte de un inocente en lugar de los criminales. Por medio de Ti, Jesús, ¡ahora tenemos acceso por la fe a Tu perdón, a Tu presencia y a la vida eterna que solamente encontramos en Ti. ¡Aleluya!