Perlas Del Libro De IsaíasMuestra

Nunca Fuera De Su Alcance

El cuadro que pinta Isaías de la condición de Israel en los primeros versículos es realmente grave. Pareciera estar descompuesta de forma irreparable, con patrones de comportamiento que la llevaba, como nación, por un camino de destrucción seguro. Dios los llamó una nación pecadora, pueblo cargado de culpa, e hijos corruptos. (v.4) Se habían rebelado en contra de Él, eligiendo adorar a ídolos y olvidando a su verdadero Amo. Como resultado, su cabeza estaba herida y su corazón enfermo, y se encontraron sin remedio y sin defensas. Sus enemigos saquearon su tierra y destruyeron sus propiedades, y sus ciudades quedaron abandonadas. Incluso su adoración al Señor había perdido todo sentido. Sus sacrificios, reuniones y tiempos de ayuno fueron hasta repulsivos para Dios. En su repugnante condición, Él se negaba rotundamente a escuchar sus oraciones. Porque las mismas manos que se levantaban hacia Él, estaban llenas de sangre.

PERO... siendo que Dios es compasivo y bondadoso, aun así , no los ha dejado sin recurso. A través de Isaías, Dios invita a Su pueblo a abandonar sus malos caminos, a lavarse y limpiarse. Y luego les dice cómo lograrían esta transformación. Él lo hará por ellos, si ellos rechazan el mal y eligen obedecerle. Entonces, aunque sus pecados les tinta "como escarlata", Él los haría "blancos como la nieve".

Vemos entonces que nadie está fuera del alcance de Dios. Como el hijo pródigo en la parábola de Jesús, cuando una persona vuelve en sí, abandona su mal camino y se dirige de nuevo a casa, el Padre saldrá a su encuentro con los brazos abiertos. Ver a las personas con los ojos de Dios es ver más allá de sus malos hábitos y de su rebeldía pecaminosa. Es verlas por medio de ojos de la esperanza, la redención y la restauración. Y cuando los hijos desviados vuelven a casa, nosotros, los que somos el "hermano mayor", no los señalamos con el dedo condenativo, sino les abrimos los brazos y les damos la bienvenida a la familia de Dios en el nombre del Padre. Lo hacemos en Su nombre, porque así lo hace Él.

Oración: Padre Celestial, Tú eres justo y misericordioso. Hoy vemos que a pesar de nuestro estado enfermizo de rebeldía nos extendiste la mano y nos limpiaste. Lo hiciste cargando la contaminación de nuestros pecados sobre Jesús, y por Su muerte nos has hecho blanco como la nieve. ¡Aleluya!

Ayúdame a ver a las personas con tus ojos, Señor. Enséñame a amarlas de corazón, a ver el potencial redentor de cada individuo. Toma mi vida y lleva el mensaje de Ru salvación a los que estás llamando de vuelta a casa. Te amo, Señor mío.

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