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Un corazón, un propósito y una vida

A veces, alcanzar el corazón y el carácter de la mujer de proverbios 31 parece algo imposible, porque ella es tan perfecta. Siempre sirve a otros, tiene un corazón lleno de amor, fe y una energía increíble.

En ocasiones, es difícil mantenernos firmes en nuestras convicciones, identidad o propósito. Pensamos que jamás seremos una mujer ejemplar, o que podremos tener un corazón conforme al de Dios, ya que el corazón es la fuente de muchas cosas negativas en nuestra vida. Constantemente buscamos ser perfectas absolutamente en todo pasando por alto que somos seres falibles. Caemos una y otra vez en la interminable rueda del que dirán dejando a un lado toda la belleza, la creatividad, y el potencial que llevamos dentro, dejamos de ser nosotras mismas y pasamos a vivir la vida de alguien más. Sin embargo, fuimos diseñadas con un propósito y una esencia única e inigualable.

En proverbios 31, vemos a una mujer ejemplar llena de virtudes con una vida muy ocupada pero plena, en donde ella es considerada más valiosa que las piedras preciosas. Es una fuente de bien; trabaja gustosa con sus manos, se reviste de fuerza y dignidad, es sabia y muy atenta. Al leerlo, nos parece algo muy lejano para nosotras y nuestro entorno. Sin embargo, ese es el resultado de una constante comunión con Dios. Muchas mujeres miden su valor en base a sus obras, el qué dicen los demás o la apariencia, pero la realidad es que no importa cuánto, lo bien que lo hagan o cómo se vean; ya que sin la postura correcta del corazón, jamás llegaremos a ser una mujer ejemplar.

Una mujer ejemplar es aquella que vive con el arduo deseo de buscar, honrar y servir a Dios. El libro de proverbios nos da una perspectiva clara acerca de cómo debe ser el corazón de una mujer, el propósito que ella tiene y la vida que lleva consigo. Esta mujer ejemplar podemos ser nosotras hoy. Para ello, debemos buscar a Dios a través de su palabra y la oración. Dios nos dio un espíritu de poder, amor y dominio propio, pero necesitamos afirmar nuestro corazón en esa verdad, y vivirla.

Además, debemos ser honestas; no podemos con todo, pero podemos con algo: buscar formas tangibles de ser las manos y pies de Jesús. Es muy importante que comencemos nuestro día pasando tiempo con Dios puesto que, allí recibimos la fuerza para enfrentar cualquier desafío; y la confianza de que ÉL tiene un plan perfecto para nuestras vidas.

Piensa y ora:

• A Dios le importa tu corazón, tu propósito y tu vida. Por ende, tiene planes de bien, y te llama como una mujer ejemplar; pero al estar en una rueda abrumadora eso parece imposible. Pídele al Espíritu Santo que te llene con su presencia cada mañana, y que sea Él quién guie tu vida diaria por completo.