Yo estaré contigoMuestra

Tiempo de meditación

Mi hija actúa como si fuera budista. Cada vez que hablo de meditar en la Biblia, ella asume la posición de loto, une los dedos índices a los pulgares, cierra los ojos y canta «Hmm». Luego abre un ojo para mirar y asegurarse que estamos prestando atención a su actuación.

La Biblia habla mucho sobre la meditación. Pero no se refiere a despejar la mente. Se refiere a enfocar la mente en la Palabra de Dios. Como dijo Dios: «Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche» (Josué 1:8). En hebreo, la palabra meditar significa disfrutar tanto de algo que el cuerpo emite un sonido, como cuando un perro gruñe instintivamente al disfrutar de un hueso. Ese es el objetivo de Dios: que no solo marquemos la casilla de lectura de la Biblia, sino que saboreemos sus promesas como un banquete gourmet.

¿Qué más podemos hacer sino saborear cuando masticamos el Evangelio y leemos cuán comprometido está Dios con nosotros, a pesar de nuestros pecados? ¿De qué otra manera podrían reaccionar nuestras almas cuando escuchamos que Dios está con nosotros, a pesar que nos ha costado obedecer plenamente?

En nuestra familia tenemos un dicho: "Mastica primero". Esa es nuestra expresión coloquial para «meditar en la Biblia antes que en todo lo demás». No debemos leer superficialmente la Palabra que cambió el mundo. Debemos masticarla. Debemos disfrutarla. Debemos meditar en ella.

Como no puedo tocarme los dedos de los pies, no puedo asumir la posición de loto como mi hija pequeña. ¡Pero afortunadamente puedo meditar en el Evangelio todo el día!

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