Yo estaré contigoMuestra

Es nuevo, pero Dios está contigo.

¿Qué hay de nuevo? No hago esa pregunta para pasar el tiempo en conversaciones triviales. O sea, ¿qué está pasando en tu vida que sea nuevo de verdad? ¿Estás comenzando un nuevo trabajo o una nueva escuela? ¿Te vas a trasladar a una ciudad nueva o estás considerando una nueva carrera? ¿Estás en una nueva etapa de la vida como padre primerizo con bolsas bajo los ojos o como viuda primeriza llorando en una cama vieja que de repente parece demasiado grande?

Lo nuevo da miedo. Incertidumbre. Pone a prueba la fe. Causa ansiedad. Pero por eso me encanta el capítulo 1 de Josué. Esas palabras fueron escritas cuando el pueblo de Dios estaba a punto de entrar a una tierra nueva (Canaán) con el liderazgo de un hombre nuevo (Josué). Mientras la gente miraba al otro lado del río Jordán las imponentes murallas de Jericó, puedes imaginarte las «cosas nuevas» como agitaban sus corazones.

No es de extrañar que Dios repitiera. «Yo estaré contigo», le prometió a Josué. «No te dejaré, ni te desampararé», dijo Dios una frase más tarde (versículo 5). Un párrafo después de eso, Dios prometió: «Yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas» (versículo 9). Antes del final del capítulo, lo leemos de nuevo: «El Señor nuestro Dios esté contigo» (versículo 17).

La repetición es el recordatorio de Dios que cuando las cosas son nuevas necesitamos algo viejo. Más bien, a alguien viejo. Anciano. Eterno. Digno de confianza. Fiable. El Dios que en tiempos antiguos, hizo planes para tener el control total de lo que nos parece tan nuevo. Así que cuando «cosas nuevas» te sacudan, corre hacia el Dios eterno. Afortunadamente, no tienes que correr muy lejos. Él está siempre contigo.