Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoMuestra

Leer: Romanos 8:18–39

DEVOCIONAL: Romanos 8:31–32

¿Entonces, qué diremos a esto? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

A medida que Pablo avanzó para concluir esta sección, ofreció una serie de preguntas retóricas. Invitó a sus lectores a contemplar estas ideas, ideas contrarias a lo que el mundo cree. En lugar de hacer todo lo posible para evitar el sufrimiento, Pablo nos animó a usarlo como una forma de aumentar nuestra esperanza. En lugar de desesperarnos en nuestra debilidad, estamos invitados a apoyarnos en el consuelo del Espíritu Santo mientras ora por nosotras.

Si todas estas cosas son ciertas, ¿qué podemos concluir acerca de ellas? ¿Qué podemos decir? Dios es por nosotras, por lo tanto, nada puede estar contra nosotras. Dios estuvo dispuesto a dar a Su único Hijo para que pudiéramos tener vida eterna en Él. Él ya hizo el último sacrificio: podemos confiar en que incluso en medio de un dolor profundo, Él todavía trabaja para nuestro bien.

Sin duda, los cristianos en Roma enfrentaron muchos oponentes tanto a su fe como a su ministerio. Incluso entonces, incluso en medio de elegir a Cristo sobre la vida misma, Pablo les recordó a sus lectores que nada está verdaderamente en contra de los creyentes en Cristo porque Dios está por nosotras.

Cuando Dios actúa a nuestro favor, nada ni nadie puede oponérsele. Él nos ha dado todo. En Cristo, somos justificadas del pecado y seremos glorificadas con Él. Mientras esperamos nuestra redención, Él nos ha dado todo lo necesario para resistir, todo lo necesario para tener esperanza y todo lo necesario para ser transformadas a la imagen de Cristo.

En temporadas de oscuridad, dolor, pérdida, pena, opresión y enfermedad, puede ser fácil perder la esperanza. Puede ser fácil elegir no confiar en Dios y confiar en nosotras mismas o en las comodidades terrenales. Pero Dios es el único que ha dado todo por nosotras. Si estás en Cristo, Él nunca está en tu contra, incluso cuando lo sientas de esa manera. Él siempre está presente. Su Espíritu Santo siempre está orando por ti. Él siempre está trabajando para tu bien. Él está continuamente conformándose a la semejanza de Cristo. Él te ha justificado, y nada puede cambiar eso. Y Cristo mismo está a la diestra del Padre, intercediendo continuamente por vosotros. Él es para ti.