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Hasta el silencio es alabanzaMuestra

Even Silence Is Praise

DÍA 2 DE 5

Meditar en la Palabra

“En tus preceptos medito, y pongo mis ojos en tus sendas”. (Sal. 119:15 NVI)

Enfocarse en un solo verso funciona como un trampolín para la meditación, un punto de partida. En parte porque muchas de las cosas que dijo Jesús solo tienen sentido para mí en el contexto de la meditación, al dejar que se filtren en mi corazón y mi mente.

Toma un versículo conocido: "El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará", usando otra traducción, "El que se aferre a su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi causa, la encontrará” (Mateo 10:39 RVR 1960, NVI). Enfaticemos en que es "por mi causa" para que todo esté bien. Se supone que debemos ser menos egocéntricos, menos egoístas; más interesados en los demás por amor a Jesús, y entonces estamos seguros.

Sin embargo eso no es todo. Lucas lo dice así en su evangelio: "Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga" (Lucas 9:23 NVI).

¿Cómo nos negamos a nosotros mismos? Nuestra supervivencia parece estar basada en hacer justo lo contrario. Si no nos defendemos a nosotros mismos, nunca obtendremos ese trabajo, esa promoción, ese aumento. Si no buscamos ser el número uno, es seguro que todos nos pasarán por encima. Humanamente, si no hacemos una lista de compras y nos dirigimos al supermercado, no habrá nada en el refrigerador para la cena.Nos moriremos de hambre. Claro, cuidamos a nuestras familias y seres queridos. Pero eso no es negarnos a nosotros mismos en absoluto; eso es cuidar la red que nos cuida.

¿Qué pasaría, sin embargo, si usaras ese verso como lema para la oración contemplativa? Cierras los ojos, ya sea que estés recostado en la cama o sentado en un metro retumbante e intencionalmente te sumerges en ti mismo. Te aíslas de todas las cosas a las que tiendes a aferrarte. Las listas de la compra, las listas de tareas pendientes, los correos electrónicos, los mensajes de texto que se dan a conocer. El saldo bancario y la preocupación de si hay suficiente para cubrir la factura que debes pagar o ya pagaste. Una y otra vez dejas ir esas cosas. No lo haces solo una vez. Lo haces diez veces, luego cien, luego mil, y luego tantas que has perdido la cuenta porque se ha vuelto rutina.

Un día estaba en el metro leyendo la Biblia cuando me encontré con uno de esos desafiantes pasajes que parecen diseñados para hacerme revolcar en la culpa: "De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33 NVI).

Cerré los ojos y me dio un ataque de rabia. Desearía poder decir que fue una oración. ¿Cómo se supone que voy a renunciar a todas mis posesiones?, pregunté. Eso no sería responsable. Si entregó todo, no podría pagar este viaje en metro. No podría financiar la educación universitaria de mis hijos. No tendría un lugar para vivir. No tendría dinero para jubilarme. No podría dar nada a la iglesia, y mucho menos tener algo para esa persona en el metro que pide dinero. ¿Qué se supone que debo hacer, Jesús?

Este es el trabajo de la oración contemplativa. Si suena difícil, eso es algo bueno. Ese es el placer, el desafío. Jesús mandó a sus seguidores: “Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran” (Mateo 7:13–14 NVI).

Estrecho, difícil. Aquí hay una paradoja. Cuando expresamos affirming nuestra fe estamos acogiendo, asegurando. Queremos que todos sepan que Dios los ama, que Dios no muestra acepción de personas. Pero también existe este aspecto más desafiante de la fe: “Entra por la puerta estrecha”. No se trata solo de tomar el camino ético, de vivir una vida pura e intachable mientras resistes las tentaciones de la auto justificación que se encuentran en ese camino. Mas bien ponte en el difícil camino de la meditación de arriba a abajo, de ida y vuelta. Mira todos esos obstáculos que dificultan el viaje. Deshazte de ellos, destrózalos, elimínalos.

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¿Cuál es tu versículo favorito de la Biblia? ¿Cómo ha impactado en tu vida?

Usando ese versículo, escribe una carta de "gracias" al Padre.

Oración

Señor Jesús, háblame a través de Tu Palabra.

Escrituras

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Even Silence Is Praise

Estos cinco devocionales diarios están basados en el libro de Rick Hamlin, El silencio es alabanza: silencia tu mente y despierta tu alma con meditación cristiana. El silencio habla volúmenes y se convierte en una herramienta para todos los seguidores de Jesús.

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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proveer este Plan. Para más información, por favor, visita: https://www.thomasnelson.com/p/even-silence-is-praise/