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Pensando ando en cómo estoy criando.Muestra

Pensando ando en cómo estoy criando.

DÍA 3 DE 4

No son tuyos.

Cuando nuestro hijo tenía 6 años hubo un día que se levantó menos animado que los demás. Estaba en modo “demasiado tranquilo” y su apetito iba disminuyendo. Lo observamos y al otro día continuaba igual. Lo llevamos al pediatra. El doctor lo atendió, hizo las pruebas y nos dio el posible diagnóstico.

“Creo es apendicitis, no voy a hacerle más pruebas, ve directamente a emergencias pediátricas. ¿Sabes lo que significa verdad?” Dijo el doctor con suavidad y compasión. Le contesté con un nudo en la garganta y mi mejor cara: “Sí, doctor, lo sé.” Sabía que implicaba una operación. Llegamos al hospital lo atendieron y en efecto había que realizar una operación urgente. Lo subieron al cuarto tarde en la noche y a la mañana siguiente llegó el cirujano. Recuerdo que albergaba la esperanza de que me dijera que le iban a dar un tratamiento y no había que operarlo. Sin embargo, él vino a orientarme del proceso de la operación porque iban a venir a prepararlo. Mi corazón comenzaba a compungirse, trataba de guardar la calma para explicarle a nuestro hijo y que estuviera tranquilo. Cuando lo vinieron a buscar pasamos al cuarto de preparación y tanto el niño como yo estábamos ansiosos. Habíamos orado y esperábamos por el anestesista.

Justo en ese momento me dolía el corazón: “No son tuyos.” Sentía que Dios me lo decía claramente, pero yo me negaba a descansar en Él, no de forma rebelde, sino que simplemente no sabía qué hacer. Mi mente solo pensaba: Unos desconocidos se van a llevar a mi hijo a un lugar que yo no puedo ver, para intervenir en su cuerpo y yo no voy a estar ahí. La enfermera que me acompañaba a la sala de espera veía claramente cómo me iba descomponiendo, no sentía mi cuerpo, no podía reaccionar con claridad. En ese momento, ella me dijo: “mamá tranquila, él va a estar bien, está en manos de doctores excelentes y Dios tiene cuidado de él.”

Cuando la operación terminó el doctor salió, nos explicó el procedimiento y nos dijo todo estaba bien. En ese momento, ya no lo sentía al doctor como un desconocido, creo que yo y mi esposo lo sentíamos parte de nuestra familia. Ya en el cuarto, observaba a mi niño dormido y recordaba: “No son tuyos”. Lo pude ver, entender y aceptar. Dios nos los da, pero le pertenecen a Él. Definitivamente, Él los va a cuidar de formas que nosotros jamás podremos. Me sentí agradecida de que no fueran míos, porque si hubiera sido así no habría nada terrenal que pudiera haber hecho en ese momento para ayudarlo.

Aún cuando hay muchas cosas que me exceden en el cuidado de mis hijos, hay cosas que sí puedo hacer: confiar en Dios, obedecerlo y permitir que mis hijos le conozcan y se relacionen con Él en cada etapa de sus vidas.

¡Gracias Dios porque son tuyos!

Pensando ando...

¿Cuán consciente estás de que hay cosas que te exceden en el cuidado de tus hijos?

¿Cuán intencional estás siendo en las cosas que si puedes hacer por ellos y les acercan a Dios?

¿Qué contestarían tus hijos si les preguntas quién cuida mejor de ellos?

¿Hay algo sobre tus hijos que te preocupa y puedas presentárselo a Dios en oración?

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Pensando ando en cómo estoy criando.

Pensar en cómo criamos a nuestros hijos es algo que de alguna u otra forma nos acompaña, buscamos respuestas, comparamos y anhelamos entender el objetivo de ser mamás. En este plan, te invito a mirar los eventos cotidianos como una oportunidad para meditar en el diseño y el plan de Dios para nuestra maternidad.

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Nos gustaría agradecer a FunAtHome por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/invites/contact/?i=1oggup5p5q07i&utm_content=mjyqd4a