Encontrando a PapáMuestra

Seamos realistas, los eventos de padre e hijos son horribles cuando tu papá no está presente. No importa que tan amable sea el papá de tu amigo o lo buena onda que sea tu tío, nadie puede reemplazar a tu papá en estos eventos. En mi escuela, después de cada evento deportivo tenían un banquete donde los padres e hijos iban a recibir un premio que el padre colocaba en la chaqueta de su hijo. El primer premio que recibí fue cuando estaba en segundo año jugando fútbol americano. Mi entrenador se lo entregó a su asistente, quien me puso el premio en mi chaqueta, mientras me daba un extraño abrazo de lado y me palmeaba la espalda al irme a sentar con mis amigos y sus papás. Recuerdo sentirme tan dolido como enojado.

Este dolor y enojo se manifestó en una total autodestrucción de mi vida. Desde pelear y mentir, a rebelarme en contra de toda autoridad y que me expulsaran de la escuela, hasta influenciar negativamente todas mis relaciones familiares. Tenía un hueco del tamaño de mi papá y estaba buscando llenarlo con pecado.

Entra Jesús. Ese hueco en mi corazón se llenó de esperanza. El enojo se convirtió en asombro. Pasé de sentirme vulnerable a sentirme valioso. Después, algo que nunca esperaba comenzó a suceder. Cuanto más me acercaba a Jesús, más amaba a mi papá. Cuando Jesús satisfacía mis deseos, mis dolores y mis miedos, ya no tenía que culpar a mi papá por ellos. Pasé de culpar a mi papá, a aceptarlo. El viaje de encontrar a papá no se trata de amar a Jesús y resentir a nuestro papá terrenal. Se trata de amar a Jesús y reconciliarnos con nuestro papá terrenal por medio de Su gracia — ya sea en persona o en nuestro espíritu.

Cuando Jesús, nuestro Padre Celestial, transforma nuestros corazones, somos capaces de cambiar nuestros corazones con respecto a nuestros padres terrenales. Ese es el secreto para sanar la herida de papá. Cuando nos damos cuenta del perdón, la gracia y la adopción en Cristo, ya no tenemos que culpar a nuestros padres terrenales. Toma esa libertad hoy, deja ir del dolor y recibe la esperanza, nada va a traer más gozo a sus almas.