Encontrando a PapáMuestra

Mi esposa y yo amamos una buena maratón de Netflix. Una serie en particular de la cual nos obsesionamos estaba increíble. Cada episodio nos deja queriendo saber un poco más, al punto que teníamos que ver por lo menos cinco minutos del siguiente episodio para poder dormir esa noche! El final de la segunda temporada terminó con una traición inesperada, un posible asesinato, y la aparición de un personaje que pensábamos había muerto. (No juzguen nuestra elección de series.) Desesperados por descubrir que iba a suceder, buscamos la siguiente temporada. No la encontramos por ningún lado. Busqué el nombre en Google e inmediatamente me sentí destruido. El show había sido cancelado. No teníamos idea como esta serie iba a terminar, y nos ha vuelto locos desde entonces.

Cuando se trata de paternidad y de cómo termina el Antiguo Testamento, me imagino a los Judíos en la misma situación. Los versículos finales de Malaquías dan la opción de una bendición o una maldición. El profeta declara que la predicación de Elias terminará o en la reconciliación de padres con sus hijos o en que la tierra será destruida.

Lo que viene inmediatamente después de esto es el período intertestamental de 400 años. Pueden imaginar las últimas palabras de Dios siendo, “Tu papá te ama nuevamente o habrá una destrucción total.”?

Muchos de nosotros, sabemos personalmente cómo se siente esta tensión. Vivir la vida como niños preguntándonos si papá vendrá a casa, vendrá a nuestros juegos, llegará a nuestras prácticas, nos mandará un mensaje, nos llamará, o si tan siquiera nos mandará una tarjeta de cumpleaños, puede sentirse justo como Malaquías lo llama, una condenación.

Yo conozco esta tensión muy bien, y en los próximos días les contaré mi historia. Pero lo más importante el día de hoy es que terminemos en la esperanza de Dios en respuesta a esta condenación.

Los 400 años de silencio fueron rotos por Juan el Bautista apareciendo en la escena anunciando la llegada de Jesús. La respuesta a la desventaja de no tener un padre es la misma hoy. El evangelio rompe esta desventaja, llena ese vacío, y redime el amor que hemos estado buscando en papá. En este viaje de encontrando a papá, tenemos que darnos cuenta que la única forma de llenar el vacío es encontrando vida en Cristo. El vacío de esperar, soñar, y preguntarse es redimido por la llegada de nuestro Padre Espiritual, Jesús.