El Secreto De Los Grandes EmpresariosMuestra

DIOS DAEL PODER PARA HACER RIQUEZAS

Por muchos años, miles de personas han pensado que ser pobres es una virtud o un estilo de vida que les acerca a Dios. No hay nada más lejos de la realidad. Nuestra conexión con Dios no se establece por sacrificios de pobreza ni de escasez. Por el contrario, Dios desea que vivamos en abundancia y que conquistemos riquezas para ayudar a quienes lo necesitan y para establecer su reino en la tierra.

El evangelio y el mensaje de salvación han llegado a los lugares más recónditos del mundo gracias al poder económico de aquellos que han financiado la evangelización en grandes cruzadas, programas misioneros y a través de los medios de comunicación.

En la Biblia podemos ver que, desde el principio, Dios ha establecido que es Él quien nos da poder para emprender, desarrollar y establecer con éxito todo aquello que estemos dispuestos a hacer.

Dios es primero. Todo comienza con Él porque es Él quien lo comienza todo como el gran Creador. Dios desea que tu relación con Él nunca cambie, y que tu reverencia y honra a Él como Dios nunca sea afectada. Él quiere seguir siendo escuchado por ti y espera obediencia de tu parte. La Iglesia es la esposa de Jesús y este debe ser tu prioridad absoluta.

Dios da el poder. Él es quien unge a alguien con un propósito específico, y le da a cada persona dones y talentos diferentes que vemos reflejados como algo innato en cada uno. De la misma forma, nos guía en emprendimientos donde necesitamos poder sobrenatural para cumplir la misión, y nos da el poder para hacer riquezas. Ese poder no se lo da a todo el mundo, pero todo el mundo tiene acceso a ese poder.

Dios es un Dios de pactos. Cada pacto que Él hace, lo cumple, porque Dios es fiel. En un pacto hay acuerdos específicos por las dos partes; nosotros debemos hacer siempre nuestra parte en obediencia.

Somos simplemente mayordomos o administradores de las riquezas que Dios pone en nuestras manos. Nada nos pertenece para siempre. Sin embargo, en esta vida debemos hacer buen uso de todos los bienes que Dios nos dé.