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Cuando Jesús maldijo la higuera y luego dijo: "Tengan fe en Dios" (Marcos 11:21–22), nos estaba mostrando el poder de nuestras palabras y mostrándonos que nuestras palabras pueden estar unidas a nuestra fe. Cuando usamos nuestras palabras para hablar la Palabra de Dios y luego le agregamos nuestra fe, la ley espiritual de la fe comienza a funcionar y comenzamos a ver los asombrosos milagros de Dios. Él prometió: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía [sin producir ningún efecto, inútil], sino que hará lo que yo quiero y con propósito, y será prosperada en la cosa para la cual la envié” (Isaías 55:11 ampc).

Una de varias leyes espirituales en la Biblia es la ley de la fe, y cuando operamos en ella, usando las palabras de Dios, recibimos la respuesta de Dios. Cuando estamos en armonía con la Palabra de Dios y la voluntad de Dios, entonces Dios vela por Su Palabra para cumplirla (Jeremías 1:12).

Cuando Jesús les dijo a los discípulos que tuvieran fe en Dios, estaba enseñando un principio divino, usando algo del mundo terrenal para explicar algo del Espíritu. Cuando hablamos algo en el ámbito espiritual, no importa lo que veamos, pensemos, sintamos o nuestra opinión, si Dios está en ello, Él dice que se supone que sucederá. Oramos, creemos, y en Su manera perfecta, Dios actúa. Esa es la ley espiritual.

Dios espera que honremos Sus leyes y la forma en que Él obra. Él habla algo a la tierra, y sucede, como leemos en Génesis 1. Si queremos los resultados de Dios, debemos hacer las cosas a la manera de Dios. Si operamos como Dios nos dice que lo hagamos y hacemos lo que Él nos dice que hagamos, podemos ponernos en posición de ver los resultados que Dios promete.

Oración

Señor, quiero estar en armonía con Tu Palabra y Tu voluntad. Por favor, ayúdame a honrar Tus caminos y ayúdame a ser obediente a Ti. Amén.