Matando a tu Viejo YO.

Cuando uno decide comenzar una nueva vida debe abandonar la anterior. Es imposible convivir con dos vidas. Quien quiera vivir con una doble vida termina enfermándose y contagiando a quienes lo rodean. Hay personas que han tomado la decisión de seguir viviendo de la manera que vivían antes de conocer a Jesús y eso es muy difícil ya que nos es compatible con la vida en abundancia y plena que Cristo nos ofrece. Deja lo que te llevaba a la perdición y comienza a vivir lo que te lleva a la plenitud de vida. La doble personalidad espiritual en muchas ocasiones es más habitual de lo que pensamos.

Tengamos bien claro qué cosas de nuestra antigua vida debemos matar.

En primer lugar, debemos matar aquello que es terrenal, como, por ejemplo: lo que no trasciende y queda acá, aquello en lo que nuestra alma no crece, aquello que nos daña y nos anula como personas, todo lo que nos ata y esclaviza, aquello que no podemos controlar.

El pasado es algo al que nos cuesta renunciar, pero es necesario hacerlo si querés avanzar. Debemos abandonarlo para no volver a vivirlo. La idea es no volver para atrás sino avanzar y la única manera de ganar la carrera de la vida es no volviendo al punto de partida. Ten en cuenta algo, fuimos creados por Dios para ganar y no para perder.

Abandonemos aquellas cosas que pertenecen al viejo hombre y comencemos a vivir limpios del pasado para alcanzar un futuro de gloria.