No culpes a la playaMuestra
"Despacito"
Una escena típica de vacaciones es preguntar que vamos a cenar cuando recién estamos almorzando… ¡que acelerados que estamos! Es toda una muestra de la velocidad del mundo moderno.
Una profecía del libro de Daniel dice “muchos correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4 RV60), y parece pintar la velocidad con la que vivimos la vida moderna.
El acelere que vivimos es el responsable de la ansiedad que padecemos. Vivimos ocupados y preocupados por cosas que todavía no llegaron. Es como tratar de vivir el mañana parados en el hoy… ¡es imposible!
La carta de Santiago hace notar esta forma de vivir: “ustedes que dicen «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero». ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana!” (Santiago 4:13-14). Tenemos la falsa ilusión de que podemos controlar el futuro y vivimos acelerados, estresados y pendientes de ello.
Las vacaciones o tiempos de descanso nos ayudan a lograr una perspectiva más realista: no podemos controlar el mañana, solo Dios puede hacerlo. ¿De qué sirve la “anticipación mental” que hacemos, si no podemos garantizar que eso va a suceder? Esa preocupación exagerada por el futuro no es sana.
“No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” dice el Señor Jesús (Mateo 6:34). Bajemos la velocidad, andemos más despacito. Volvamos al día de hoy, porque pensando en el mañana nos perdemos de lo que pasa ahora mismo. Seamos conscientes del tiempo presente.
No es fácil bajar la velocidad, ni hoy ni antes. El salmista le pedía a Dios “enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.” (Salmos 90:12). El Señor nos puede dar la perspectiva correcta del tiempo para no ser perezosos ni improvisados, pero tampoco vivir afanados y preocupados.
Despacito. Vayamos un día a la vez, aprovechando cada hora y dando gracias a Dios por cada instante. No vivamos pensando sólo en el después: parémonos en el ahora, miremos alrededor, miremos a los ojos, escuchemos a los demás, saboreemos el momento. El tiempo es el recurso más valioso que el Padre nos ha regalado y debemos vivirlo sabiamente. Tomate unos instantes para pensar en lo que está pasando ahora mismo y dale gracias a Dios por este instante. Caminemos en vez de correr y disfrutaremos mucho más el paisaje.
Acerca de este Plan
Las vacaciones pueden ser la excusa perfecta para descuidar nuestra vida espiritual. Te propongo invertir unos pocos minutos durante cinco días de tus vacaciones para que tu interior salga tan renovado como tu cuerpo luego del merecido descanso.
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Nos gustaría agradecer a Ríos de Vida Quilmes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.riosdevida.com/