No Te Impacientes Por Causa De Los MalvadosMuestra

Descubre Dónde Está Tu Tesoro

La prosperidad que normalmente agrada a nuestra carne, es una realidad que los hijos de Dios vemos en muchos otros que no lo son, los vemos prosperar en sus obras cuando están totalmente desalineadas a la palabra de Dios, vemos como sus maquinaciones malvadas se cumplen cabalmente y podemos ver lo felices que aparentemente son cuando ejercen su crueldad; se mofan de su éxito, de su injusticia y no pierden oportunidad para resaltar su triunfo incluso delante del Dios Altísimo, olvidando que Él es Dios, el que todo lo ve, el que todo lo sabe. Otros hasta le agradecen a Dios la prosperidad que han logrado por causa de la injusticia que ejercen, ¿habrá algo más irónico, darle gracias a Dios por tener lo que se quiere a costa de la maldad y el pecado? “Traté de entender por qué los malvados prosperan, ¡pero qué tarea tan difícil." Salmo 73:16 (NTV).

Al respecto solo tengo por decir lo siguiente: si tú te estás preocupando por lo bien o bendecidos que aparentemente puedan verse los demás (especialmente aquellos que viven conforme al mundo y no a Cristo), déjame decirte que lo que sientes es lo mismo que yo sentí en algún momento, Dios así me lo hizo saber; es solo tu corazón lleno de envidia y codicia, es el resultado de los deseos carnales que en realidad tienes en tu corazón. "Solo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como Padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan. Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten”. Mateo 6:32-33 (TLA).

Hay que ser claros, a las cosas hay que llamarlas por su nombre; si somos hijos de Dios no deberíamos estar mirando quién es o quién no es prosperado, cómo vive una u otra persona; no deberíamos compararnos con los demás, ni con los impíos ni con los hermanos. Nuestros ojos están donde está el tesoro de nuestro corazón y se supone que el tesoro de nuestro corazón es Jesucristo, por quien hemos recibido las más grandes riquezas. Descubre dónde esta tu tesoro, examina tu corazón y confirma si realmente te has dejado contaminar de amargura como una vez lo permití yo.