Firmeza al chocar contra un muro

Hace unos años, corrí la maratón de la ciudad de Nueva York.

En la línea de salida, sentí que podía correr alrededor del mundo, pero llegando a la milla 18 choqué contra la pared, el término que emplean los corredores para el punto donde se pierde la energía. Chocar contra el muro es increíblemente difícil de atravesar, especialmente cuando la línea de meta está aún más allá de la vista.

El apóstol Pablo les habla a los creyentes que están corriendo su carrera espiritual. En 1 Corintios 9 desafía a los cristianos a correr duro, como si corriéramos para ganar un premio. Un deportista que quiere llegar a la meta no se rinde cuando las condiciones son desfavorables, cuando el cansancio se asoma o incluso cuando choca contra el temido muro. Los verdaderos competidores se esfuerzan y perduran. Confían en su entrenamiento y creen que la línea de meta invisible, de hecho, si existe.

En Lucas 5, leemos acerca de un hombre llamado Simón que chocó contra un muro en su profesión. La pesca era el sustento de Simón, lo único de lo que dependía el resto de su vida; sin embargo, después de pescar toda la noche, no pescó ni un solo pez. Imagínese un atleta profesional que nunca marcó un gol o una bailarina que no pudo hacer piruetas. Miserable y exhausto, Simón no tenía nada que mostrar por sus esfuerzos. ¿Puedes relacionarte con esto en tu trabajo, tus estudios o incluso en tu vida espiritual?

Aquí es cuando Jesús entra en escena. Justo cuando Simón choca contra un muro, cuando su pericia y su fuerza física le fallan, Jesús proporciona lo que Simón mismo no pudo. Como resultado, Simón reconoce su profunda necesidad del Salvador. La obediencia a Jesús fue todo lo que se necesitó para un milagro aquel día. ¿Qué milagro estás esperando en el muro?

Reflexión: ¿Cómo me ha fallado confiar en mi propio conocimiento, experiencia y fuerza en los momentos en que choco contra un muro? ¿En qué área de mi vida he llegado he llegado a mi límite y necesito buscar a Jesús en busca de provisión?

Oración: Jesús, ayúdame a confiar en que abrirás un camino cuando parece que no hay camino a seguir. Creo que puedes, y también proporcionarás la resistencia que yo simplemente no puedo reunir por mi cuenta. Ayúdame a atravesar este muro que estoy experimentando actualmente o cualquiera que pueda enfrentar en el futuro.