Crisis de identidad

Por el Pastor Dan Hickling

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.—Génesis 1:26 (RVR1960)

Nuestro mundo está en crisis, pero no la que probablemente estás pensando. No es el resultado de una enfermedad contagiosa ni tiene su raíz en asuntos podridos tanto políticos, sociales como económicos. Esta crisis es mucho más amplia y más profunda. Tiene el potencial de alcanzar la parte más profunda de cada persona en el planeta. ¿Te suena atrevido, exagerado o extremo? No lo es . . . apenas vemos la superficie de la crisis de identidad del alma que todo ser humano debe enfrentar eventualmente.

Todos venimos a este mundo con un sentimiento muy arraigado de que algo nos falta. Esa lucha interna comienza en el patio de juegos siendo niños, cuando notamos que se forman ciertas alianzas. Nos damos cuenta de que algunas mesas son más populares que otras, y que si no nos arriesgamos y obtenemos un lugar en ellas, vamos a quedar resentidos con esta realidad que acabamos de descubrir. Ese es solo el comienzo de nuestra búsqueda de identidad. ¿Quién soy? ¿Cuál es mi lugar en la vida? ¿A dónde pertenezco? ¿Por qué me siento incompleto cuando estoy solo? ¿Quién es mi gente? ¿Cómo encajo y permanezco?

¿Te suena familiar? Claro que sí, porque todos hemos tenido esta crisis en algún momento. Todos nos hacemos las mismas preguntas, pero no todos encuentran las respuestas. O, las respuestas no son lo que deseábamos que fueran. Pero hay un lugar donde todas las preguntas sobre identidad son respondidas, y la respuesta es más maravillosa de lo que hubiéramos podido desear o imaginar. La encontramos en la Palabra de Dios, y no pierde el tiempo en resolver nuestra crisis de identidad revelando que la humanidad fue hecha ni más ni menos que a la imagen y semejanza de Dios mismo.

En palabras simples, le pertenecemos a Dios, nuestras vidas deben ser vividas de acuerdo con Su propósito para nosotros, y nuestro sentido de identidad viene de Él. Esto es tan importante, porque pone fin a nuestra búsqueda agotadora de identidad al conectarnos con algo más allá de nosotros mismos.

Al final, nada de esta tierra puede llenar nuestro instinto por la búsqueda de identidad; ni nuestros amigos, ni familia, ni posición, ni hoja de vida . . . nada de eso calma la sensación de que nuestra identidad está incompleta. Pero cuando colocamos a Dios en el centro de nuestra vida, el conflicto se soluciona. Resolvemos la crisis y ¡comenzamos la aventura que nos espera caminando con Dios!

Soy creado a la imagen de Dios. Mi lugar es en relación con Él. Pertenezco en donde Él me ponga. Estoy completo en Él. Mi gente es toda la gente que es Suya, y encajo y permanezco de acuerdo con Su poder en mi vida.

Pausa: ¿Crees que tienes o has tenido una crisis de identidad? ¿De dónde viene tu sentido de identidad?

Practica: Considera cómo puedes reforzar el hecho de que tu identidad verdadera viene de Dios. ¿Cómo puede Génesis 1:26 ser parte de ello?

Ora: Padre Dios, confieso que puedo ser atrapado por las cosas de este mundo y distraído por ellas, y hasta he permitido que dicten mi sentido de identidad. Protégeme de esta tendencia y guárdame fijamente en el hecho de que Tú determinas quién soy y todo lo que fluye de esa verdad. Amén.