Ojos claros, nuevos lentes

Por Danny Saavedra, ministro

“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”—2 Corintios 5:17 (NVI).

Videos de Google de niños pequeños poniéndose anteojos: ¡son tan conmovedores! Puedo relacionarme con estos videos, ya que recuerdo la primera vez que me puse anteojos en la escuela secundaria. ¡Es sorprendente cómo tu vista puede pasar de ver el mundo como un desastre borroso a que todo sea claro, nítido y vívido!

¿No es una locura lo diferente que puedes ver y experimentar el mundo simplemente con los lentes correctos? La vida cristiana es muy parecida a eso. ¿Cómo es eso? Bueno, Efesios 5:8 (NVI) nos dice: “Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz”, y 2 Corintios 4:3–4 (NVI) explica que la verdad y la belleza del Evangelio están encubiertos “para los que se pierden”. ¿Por qué? Porque el “dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso Evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

¿Qué significa esto en la práctica? Significa que aquellos que no han recibido a Jesús caminan por este mundo ciegos a la verdad, la esperanza, la paz y el gozo del Señor. Viven día a día en la niebla, viendo el mundo, la cultura, sus circunstancias y a sí mismos como un lío borroso, pero sin saber nada mejor.

Sin embargo, “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17 NVI). Parte de esta nueva vida es una nueva visión. Esto me recuerda al hombre en Marcos 8:25 (NVI): “Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad”. Una vez que nuestros ojos están abiertos, ¿qué sucede a continuación? “Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos” 2 Corintios 5:16 (NVI). Básicamente, podremos relacionarnos con el ciego sanado que dijo: “Era ciego, pero ahora veo” (Juan 9:25 NVI).

Esto significa que en Cristo, nuestros ojos se abren a nuestra verdadera identidad como Sus amados hijos; que podemos ver a través de la bruma de las mentiras culturales, de la torcedura y distorsión de la verdad y de las fortalezas pecaminosas en el mundo. Significa que podemos ver el mundo, nuestras vidas, nuestra misión y a nosotros mismos a través de los lentes de Cristo mientras nos “vestimos del Señor Jesucristo” (Romanos 13:14 (NTV) y ponemos nuestro “corazón en las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios” (Colosenses 3:1 NVI).

Y mientras nos vistamos de Cristo diariamente, de la misma manera que me pongo los anteojos por la mañana y “nos arraiguemos y edifiquemos en Él" (Colosenses 2:7 NTV), seremos “transformados por la renovación de nuestra mente. . . capaces de comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2 NVI). ¡No solo eso, sino que podremos guiar a aquellos cuyos ojos aún están oscurecidos a la claridad y la luz maravillosa de Cristo Jesús!

Pausa: ¿Por qué dice la Biblia que los ojos de los incrédulos están ciegos y oscurecidos? ¿Cómo el estar en Cristo cambia eso y abre nuestros ojos?

Práctica: Como creyente, debes entender que tu visión crece progresivamente mejor y más clara cuanto más creces en tu relación con Él y más creces en tu comprensión de la Palabra. Y de vez en cuando, incluso como creyentes, necesitamos usar la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo de la misma manera en que las personas con anteojos usan un limpiador de lentes en aerosol y un paño para limpiar cualquier mancha de pensamiento mundano y tentaciones pecaminosas. Pero nuevamente, esto no se puede hacer aparte de crecer en Él y Su Palabra. Por lo tanto, en este mes, te animo a que te comprometas a dedicar tiempo a la Palabra y a la oración por la mañana y por la noche, aunque solo sean de 15 a 20 minutos cada vez.

Ora: Padre, gracias por quitar las escamas de oscuridad y muerte de mis ojos. Gracias por curarme de mi ceguera para que pueda verte a Ti, al mundo, a mí mismo, la misión del creyente, Tu voluntad y Tus propósitos y planes para mi vida con claridad. Oro para que a través de Tu Espíritu Santo, pueda continuar creciendo en mi visión de ser conformado a la imagen de Cristo. Oro para que en el Espíritu Santo, me dedique a vestirme de Cristo diariamente como la gente se pone anteojos, y oro para que por Tu Santo Espíritu, todas las impurezas, las manchas del pecado, del mundo y de la falsa doctrina sean eliminadas de los lentes de mi fe. Amén.