Lo Curioso Del IntercambioMuestra

Nuestra pobreza por Su riqueza.

Jesús, estando en la tierra, se tomó un tiempo para enseñarles a sus seguidores como se veía Su Reino. Y para sorpresa de todos, no era para nada como se lo imaginaban. Mientras que todos esperaban en el Mesías una salvación y liberación del gobierno actual, un rey que pudiera pelear en contra de la injusticia y la inequidad, un hombre que pudiera traerles riqueza como sociedad y convertirlos en la nación que siempre habían soñado ser...Jesús vino a traer un reino que estaba totalmente al revés.

En ese reino son dichosos, felices, benditos, los que se dan cuenta de su pobreza espiritual, porque es ahí que pueden encontrar la riqueza que el Rey de reyes puede dar. Cuando nos damos cuenta que somos pobres, tenemos la puerta abierta para experimentar el Reino de los Cielos.

Jesús lo dijo así: "Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece". Cuando conocemos a Dios, nos damos cuenta de que sin Él estamos muertos. Sin Dios a nuestro lado y a nuestro favor, como decimos por ahí...simplemente no la armamos.

Y ahí, al darnos cuenta de que somos pecadores y totalmente pobres en espíritu, Jesús nos dice: "Felices los que lloran, porque serán consolados", y nos recuerda lo que le dijo a aquella mujer que fue encontrada en adulterio "yo no te condeno, vete y no peques más".

Cuando entramos en este intercambio donde reconocemos nuestra naturaleza sin Dios, lloramos y nos arrepentimos de nuestros pecados, es entonces que Dios toma eso y a cambio nos da consuelo, amor, perdón, y la oportunidad de ser incluidos en Su familia, tomando un lugar en Su mesa.

Jesús toma tu pobreza y te ofrece Su riqueza.

Y aunque pudiera suceder, no quiero que cuando leas "riqueza", te imagines algo como ganar la lotería, el Ferrari en el torneo de Golf, o ser repentinamente CEO de la empresa donde trabajas. Va mucho más allá de eso.

La riqueza que Jesús te ofrece es una vida plena, porque es paz en medio de la angustia. En medio de circunstancias difíciles y sueños no cumplidos, es una esperanza que está viva y que es constante. En Jesús encontramos un gozo que perdura ante un mundo que todo el tiempo está cambiando.

En este intercambio encontrarás una fe robusta y abundancia eterna.