¿Alguna vez te has preguntado por qué? Muestra

¿Alguna vez te has preguntado por qué no siempre puedes sentir la presencia de Dios? 

Ya sea que hayas seguido a Jesús la mayor parte de tu vida o solamente en los últimos días, seguramente has experimentado diferentes niveles de conexión con Él. Algunos días puedes sentirte increíblemente cerca de Dios. Otros días, puedes sentirte tan lejos de Dios que te preguntas si realmente tienes fe. 

Y eso es normal. En ocasiones, somos tentados a atribuir la fe a los momentos en la cima de la montaña. Puede ser esa noche en el campamento de la iglesia o una experiencia en un servicio de adoración donde fuiste lleno de la presencia de Dios, pero después despiertas a la mañana siguiente y te preguntas si lo imaginaste todo. 

Como si eso fuera poco, tal vez hay otros cristianos a tu alrededor que parecieran estar a años luz en su camino de la fe. Tal vez hayas escuchado a las personas decir cosas como: “Dios me dijo…” y “Sentí que Dios…” mientras que tú sientes que no has escuchado de Dios en meses. 

Esto puede llevarte a preguntarte:¿Por qué no puedo sentir siempre la presencia de Dios? 

Es una pregunta comprensible, y si te encuentras en una temporada en la que Dios parece distante, no estás solo. ¿Entonces qué puedes hacer en la espera? ¿Por qué no siempre lo sentimos? 

Aunque no hay una respuesta sencilla para cada situación, he aquí algunas cosas que debes recordar cuando te sientas lejos de Dios. 

1. Los sentimientos no son evidencia de la ausencia de Dios. Tendemos a sensacionalizar nuestra fe. Puede que estemos esperando una gran revelación de parte de Dios cuando Él está proveyendo un recordatorio gentil en su lugar. Además, nuestra fe no depende de los sentimientos. Aunque es saludable reconocer las emociones que experimentamos, tenemos que recordarle a nuestros sentimientos la verdad de quién es Dios. Vemos innumerables ejemplos de esto en los Salmos de David. En el Salmo 13, se lamenta por no escuchar de Dios. Pero mientras continúa escribiendo, él se recuerda a sí mismo lo que sabe que es verdad: Dios es amoroso, Dios ha sido fiel en el pasado, y Dios es digno de alabanza ya sea que lo sintamos o no. 

2. Tal vez Dios quiere hacer algo en ti antes de revelarse contigo. A lo largo de las Escrituras, vemos que Dios Se revela a Sí mismo, y luego parece esconderse. Después de que Jesús transformó la vida de Pablo y lo llamó para compartir las Buenas Nuevas, Pablo vagó tres años por el desierto. Incluso Jesús, después de haber sido bautizado y escuchar la voz audible de Su Padre, pasó 40 días y noches en el desierto antes de continuar Su ministerio. Puede que el silencio de Dios esté precediendo una tarea, así que considera cómo estás edificando tu fe, tu confianza y carácter en el silencio. 

3. La privación trae desesperación. Sentirnos lejos de Dios, a menudo nos anima a luchar por nuestra relación con Él. Piénsalo. Solemos orar más cuando nuestras vidas se sienten fuera de control. ¿Por qué es así? Nuestra fe suele crecer más desde el valle, no desde nuestras cimas. Si estás en una temporada en la que Dios parece inalcanzable, sigue clamando a Él. Esa desesperación puede generar una fe más profunda, ayudarte a remover distracciones, y a diagnosticar si hay un área en la que tu corazón se ha endurecido.