¿Alguna vez te has preguntado por qué? Muestra

¿Alguna vez te has preguntado por qué?

La mayoría de nosotros nos aferramos a la certeza porque nos produce seguridad. Nos gusta saber todas las respuestas correctas. Nos gusta la seguridad de hacer planes, y anhelamos poder tener el control de nuestra vida. 

Sin embargo seguir a Jesús es rendir nuestras vidas a Dios, no podemos ver y predecir el futuro. Así que es natural, que experimentemos algunas tensiones y dudas en el camino. 

El problema es que la mayoría tratamos de esconder nuestras preguntas, creyendo que nuestras dudas nos descalifican de seguir a Jesús. 

Pero, ¿y que tal si lo hemos entendido al revés? ¿Y si la fe consiste menos en conocer todas las respuestas correctas y más en hacer preguntas difíciles? 

Es probable que si has seguido a Jesús durante algún tiempo, te has encontrado con algunas preguntas: 

• ¿,Por qué no puedes sentir siempre la presencia de Dios?  
• ¿Por qué Dios responde algunas oraciones, pero otras no?  
• ¿ Por qué Dios no parece ser justo?  
• ¿ Por qué un Dios amoroso ha creado el infierno? 

Todas esas son preguntas validas, y hay un otras más que podrías preguntarte. Y la cosa más grandiosa es que Dios nos dio permiso para luchar con estos duros conceptos. Tus preguntas no te descalifican, y tus preguntas sin respuesta no crean una fe infundada. 

A lo largo de la Biblia, vemos incontables personajes, con pensamientos reales, miedos, y sentimientos, preguntas para Dios. David, el chico que derrotó a un gigante, se convirtió en uno de los grandes reyes de Israel, era conocido como "un hombre conforme al corazón de Dios” y escribió un montón de Salmos, expresando profundas dudas. Solo mira lo que el escribió en Salmos 13:

¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? Salmo 13:1 NVI

Juan el Bautista, llamado a preparar el camino de Jesús, lo cuestionó. Después de hacer todo lo que Dios lo llamo a hacer, Juan terminó en una prisión injustamente. Desde su celda, envió este mensaje a Jesús: 

—¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro? Mateo 11:3 NVI.

Vemos en Mateo que incluso después de presenciar la resurrección de Jesús, algunos de sus primeros discípulos dudaron de Él. Incluso Jesús preguntó a Dios por qué lo había olvidado cuando estaba en la cruz. 

Así, el enemigo de la fe no es la duda. A menudo, es pretender que tenemos todo resuelto. 

Después de todo, Hebreos 11:1 dice que fe es la certeza de las cosas que no se ven. La fe no es un concepto limpio que podamos envolver con un moño. Es más un misterio que nos maravilla que un rompecabezas que armamos. 

Y sin embargo, nuestra fe está sólida aún. Eso es simplemente menos acerca del conocimiento que nosotros descubrimos por nosotros mismos y más acerca de confiar en Aquel que nos creo. Porque si creemos que Jesús es quién dice que es, que realmente se levantó de entre los muertos y derrotó el poder del pecado y la muerte, nuestro futuro está seguro en Él. 

No significa que seguir a Jesús es un camino fácil. De hecho, Jesús mismo, después de haber sido confrontado con las dudas de Juan el Bautista, dijo que benditos son los que no tropiezan a causa de Él. 

Así que la fe no es fácil, y habrán más preguntas a lo largo del camino. Pero Dios no tiene miedo de nuestras dudas, y al otro lado, puede que encontremos una sensación de seguridad más profunda de lo que nunca creímos posible. 

Ora: Dios, gracias por darnos permiso para luchar, para dudar, y para presentarnos con preguntas honestas. Hoy, estoy realmente luchando para creer ____,pero yo se que incluso en mis dudas, eres bueno, eres fiel, y Tu palabra es verdad. Revélate a mí de una manera nueva hoy, y abre mis ojos para ver dónde estás trabajando. Confío en Ti. En el nombre de Jesús, amén. 

Desafío: Durante los próximos días, vamos a hablar acerca de preguntas comunes que la gente se hace acerca de Dios. Hoy, toma algún tiempo para pensar acerca de qué preguntas tienes para Él. ¿Cómo podrías presentárselas? ¿A quién podrías llevar a tu lado?