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Espera que desespera...Muestra

Espera que desespera...

DÍA 2 DE 4

SEÑALES DE ALARMA

En el capítulo de ayer abordamos el caso de un personaje bíblico que experimentó el desánimo, probablemente pudo generarte interrogantes sobre cómo poder detectar cuando algún ser querido e incluso tú mismo estás siendo direccionado hacia una etapa de este tipo. Es por eso que hoy estudiaremos algunas señales basándonos en 1 Reyes 19:4-5

“Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”.

Desde mi profesión que es la Psicología el desánimo también es considerado como un signo oculto de la depresión y, pese a que no alcanza a ser un estado meramente depresivo, suele aparecer cuando alguien está expuesto a tensiones constantes, exigencias extremas y ambientes donde no tiene oportunidad para relajarse. La duración de esto dependerá de cada persona. Habiendo aclarado esto, entremos en materia:

1. Aislamiento: Un punto de partida de suma importancia es entender que no por ser cristianos estamos exentos de experimentar desánimo. Un claro ejemplo de esto fue la primera acción de Elías, quien buscó aislarse en un desierto. Con este síntoma la capacidad de afrontamiento y convivencia con los demás se ve mermada a causa de la batalla mental que se está gestando, por lo que resulta atractiva la idea de actuar como ermitaño, permanecer en la cueva, alejarse de la iglesia, los amigos, la familia y, si se trata de un matrimonio, optas dormir separado de tu esposo.

2. Pasividad: Lo siguiente que en su propia prudencia le pareció correcto fue sentarse debajo de un arbusto y desear la muerte. Como aprendimos ayer, el desánimo provoca la incapacidad de recordar las bendiciones pasadas y, por ende, trae consigo la ingratitud. Aquel hombre de Dios de repente se vio bloqueado mentalmente y aislado por el cansancio después de haber retado, vencido y matado a cientos de profetas de Baal; sin embargo, bastó ser intimidado por una ofensa de Jezabel para entrar en pasividad. La falta de actividad le trajo un gran desenfoque. 

3. Deseo de morir: La versión NVI dice: “¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados”. En su actual entorno encontrará 1 de cada 3 personas que, aunque no lo expresen y mucho menos aparenten, ya no tienen deseos de vivir y anhelan que Jesús venga ya por su iglesia no por el grandioso encuentro de esta espera, sino porque les son muy pesadas sus luchas. Están tan ensimismados por los problemas que el enfado ha creado la pérdida de retos, ministerios, relaciones, sueños personales y la ideación del suicidio. 

4. Baja autoestima: Vivir sumido en una constante comparación como forma de superación no es el mejor aliado. Elías comenzó a compararse con sus antepasados y a menospreciar lo que Dios había depositado en él. Debe entender que el enemigo buscará sembrar semillas de baja autoestima haciéndole creer que usted es inútil y descalificado como profesional, líder, ministro, padre de familia, esposo, hijo, etc. La cizaña una vez puesta en acción no dudará en cambiar su mentalidad para que su nivel de desempeño y comportamiento parezcan mediocres. 

5. Ceguera: El desánimo tiene la habilidad de colocarte una gran venda en tus ojos para que, aun viendo la mano de Dios sobre tu vida, te desconectes de la fe. Cuando menos te lo esperas estarás levantándote cada mañana sin saber por qué estás vivo, trabajando o estudiando por rutina y sirviendo en la iglesia sin propósito ni visión. 

Amado lector, no permitas que las adversidades te desanimen y desenfoquen porque Dios las conoce y ha prometido suplirlas a su debido tiempo. Desde hoy te reto que cuando estas preocupaciones pululen en tu mente las confrontes con esta pregunta: ¿son estos pensamientos verdaderamente míos o no?


Un abrazo fraterno,

Angie Sevillano.


Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Espera que desespera...

Si todavía sigue con vida no es por equivocación. Su presencia tampoco es insignificante. El mundo moderno ha intensificado el pensamiento de “a mayor productividad, mayor eficacia”, depositando sobre sus hombros una carga demasiado pesada. En este plan estudiaremos el valor de la espera, aunque la incertidumbre parezca desestabilizarte. Descubra cómo Elías, el profeta de Dios, experimentó las mismas tormentas que usted y encontró el verdadero descanso.

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Nos gustaría agradecer a Angie Sevillano por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.instagram.com/angie.sevillano/