Con Un Pie AfueraMuestra

Algunas de las mejores relaciones en la vida son las amistades. Son un hermoso lugar para celebrar los altibajos de la vida, reír, llorar, y relajarse con papas fritas y queso. También son los espacios donde puedo hablar de algunas de mis luchas como esposa y madre. Cuando era más jóven, me sentía frustrada si al conversar con mis amigos sobre una discusión que tuve con mi esposo, ellos no coincidían conmigo en que yo estaba en lo correcto. La verdad, es que esto no es reflejo de buena amistad, ni tampoco provechosa. Muy a menudo nuestras amistades nos sirven para tener actividades más que para desafiarnos a crecer. Esto toma aún más sentido si en las conversaciones que estamos teniendo degradamos a nuestro cónyuge en vez de animarnos a crecer en medio del problema, a entenderle o a tener una nueva perspectiva. Si mis amigos y familia toman partido por mí en vez de por mi matrimonio, definitivamente me demuestra que ellos no son el lugar donde debería estar buscando consejo. En esta etapa de tu matrimonio es vital que te rodees de personas que te acerquen a Jesús y a tu cónyuge. 

Estaba recién casada y trabajaba en nuevas áreas. Cada tarde el personal se juntaba para evaluar el día de trabajo, y al terminar era seguro que la conversación daba el giro hacia el tema de nuestras vidas familiares. Y ya que la mayoría éramos casados, usualmente terminaba en una sesión para desahogarse de los cónyuges. Yo me quedaba quieta y en silencio mirando el computador; intrigada con todas estas personas que eran tan negativas hacia sus maridos, esposas, y vida familiar. Y un día me dí la vuelta y me uní a la conversación, después de eso cada día que pasaba me sentía más cómoda con mi participación. Al comienzo parecía inocente camaradería, hasta que me dí cuenta de camino a casa una tarde que me sentía enojada y frustrada con mi esposo por todas las cosas que todavía no había hecho por mí. La comunicación con los amigos sí importan, las conversaciones a las que te unes sí tienen influencia.

Cuando el matrimonio se hace una carga y nos sentimos aislados de nuestro cónyuge, es natural que queramos fomentar otras relaciones con mayor ahínco. Dios nos creó con el deseo y la necesidad de conectarnos. Es importante que evaluemos el tipo de conexiones que estamos buscando. En esos momentos no es adecuado buscar una nueva amistad en el sexo opuesto, ¡para nada! Léelo de nuevo. Dios no trajo a esa nueva persona a tu vida para mostrarte lo que te estás perdiendo, no lo trajo para reemplazar a nadie. Y definitivamente Él no te está diciendo que te casaste con la persona incorrecta. Yo peleé con todas esas mentiras y emociones, y te estoy animando con todo mi corazón a que no tomes ese camino.

DESAFÍO:

Hoy, toma tiempo para pensar en tus amistades. Quizás externamente parecen ser inofensivas, pero sabes que si tú escucharas a tu cónyuge decir las cosas que tu y tus amigos hablan, estarías molesto/a ó inclusive enojada/o. Quizás tienes amigos que te empujan a la verdad, y te sientes frustrado/a con ellos cuando te dicen lo que no quieres oír. Puede ser que en tu deseo de conexión, estés buscando otras "amistades" más de lo que deberías. Si hay conversaciones que sabes que no deberías estar teniendo, deja de tenerlas ahora ya. No has avanzado al punto de no retorno. Comprométete a usar palabras que edifiquen tu matrimonio, aunque eso signifique comenzar de cero.

 

Oración:

Padre celestial, ayúdame a recordar cuán importante son mis conversaciones. Cuando mi lengua comience a hablar sandeces, recuérdame que tus palabras son verdaderas, y que el sabio es lento para hablar y para enojarse. Quiero que mis palabras te honren a tí y a mi matrimonio. Pon personas en mi vida que me lleven de vuelta a la verdad y fuertemente busquen el bienestar de mi matrimonio. Dios abre puertas para tener conversaciones fructíferas con mis amigos y colegas y dame la fortaleza para alejarme de cualquier tipo de conversación que quiera traer división en mi matrimonio. Permíteme ver a mi esposo/a como mi compañero/a y amigo/a. Ayúdame a vivir en el rol de cónyuge que creaste para mí, aun cuando mi cónyuge no esté viviendo en el suyo.