Un Amor ImpactanteMuestra

La verdad acerca de tu valor

«Mambrú se fue a la guerra...». Lo más probable es que recuerdes esta melodía de tu niñez. La plasticidad cerebral explica lo impresionables que somos en la infancia. Es la forma en que nos adaptamos y nos conformamos a nuestras experiencias vividas. Esto no es solo un principio psicológico; también es profundamente espiritual. ¿Por qué? No solo desarrollamos nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos en esos años formativos, sino que también desarrollamos nuestra propia visión única de Dios. 

Subconscientemente nos preguntamos:

¿Qué parte de mi corazón debo esconder de Dios? 

¿Puedo sentirme seguro en la presencia de Dios?

¿Qué me hace digno de ser amado y valioso para Dios?

Considera por un momento cómo se formaron tus respuestas a estas preguntas. La mayoría de nosotros armamos nuestras propias respuestas sin basarnos en la verdad de la Palabra de Dios, sino en varios conceptos erróneos recogidos a través de nuestras experiencias de vida. 

La Biblia nos dice que no hay nada que debamos esconder de Dios porque Él ya sabe todo acerca de nosotros (Lucas 12:7).

Su presencia es el lugar más seguro para tu corazón vulnerable (Salmo 61:1-3). 

Eres infinitamente valioso para el Padre. Este fenómeno fue descrito por Jesús a través de una historia sobre una mujer que deja todo para encontrar su moneda perdida y se regocija con sus seres queridos cuando la encuentra. Tú eres la moneda que estuvo perdida, pero que ahora, gracias a que te has arrepentido, has sido encontrada y eres la causa de regocijo de todo el cielo (Lucas 15:8-10). 

1 Juan 2:14 descubre la verdad acerca de tu valor: Conocen al Padre.

Esta frase es tan simple. Nos hace reducir la velocidad. Conocer al Padre es algo que NO PODEMOS apresurar. Ser cristiano es conocer el amor del Padre de manera personal e íntima. Pero lleva tiempo internalizarlo. Es diferente a cualquier otro amor que podamos conocer en la experiencia humana, y se necesita toda una vida para aprenderlo, creer que es real y aceptarlo personalmente. 

Cuanto más conocemos al Padre, más entendemos nuestro verdadero valor como sus hijos. 

Reflexión: ¿Cómo te está demostrando Dios hoy que eres infinitamente valioso para Él? Como un niño que confía en su Padre, ¿qué estás confiando en manos de Dios hoy?

Oración: Señor, gracias por la seguridad de tu amor. Para ser honesto, mi corazón está agobiado, pero quiero entregarte mis preocupaciones y las cosas que no puedo controlar. Ayúdame a conocerte genuinamente como mi Padre amoroso y a creer que te importo. Te doy alabanza por ser el Padre que me ve como su hijo amado.