CulpablesMuestra

Barrabás

 «¿A cuál de los dos quieren que les suelte?». Ellos respondieron: «A Barrabás». 22 Pilato les dijo: «¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo?». «¡Sea crucificado!», dijeron todos. (Mateo 27:21-22)

Se estaba celebrando la fiesta de la pascua y, como en cada año, el gobernador acostumbraba a soltar a un preso, al que el pueblo quisiera. Esta vez la multitud debía elegir entre Jesús y Barrabás. La Biblia dice que este hombre era un preso famoso, así que muchas personas conocían acerca de él y de sus delitos.

Lucas 23:19 nos cuenta que Barrabás estaba preso por asesinato y por ser parte de un levantamiento (rebelión contra la autoridad) que había ocurrido en el pueblo, algunos creen que hasta pudo ser un cabecilla. Así que podemos ver que este individuo era un verdadero criminal. En cambio, no había una explicación lógica para que Jesús se encontrara allí, no había falta alguna en él y Pilato lo sabía. No quería ser responsable de la muerte de Jesús y lo dejó en las manos del pueblo.

La multitud pidió que liberaran a Barrabás y que crucificaran a Jesús, y ya saben el final de la historia.

¿Merecía la muerte Jesús? No. ¿Barrabás merecía el perdón de sus crímenes? Ante los ojos de la ley, tampoco. Sin embargo, al momento de la elección, el culpable quedó libre y el inocente sentenciado a muerte. ¡Qué injusto! Así lo parece hasta que Barrabás somos tú y yo, que, por culpa de nuestros pecados, Jesús tuvo que entregar su vida.

Cuánto hubiera querido que mataran a Barrabás en vez de a Jesús, pero de haber sido así, ¿Dónde estaríamos nosotros? 

Él tomó nuestro lugar, aunque hacerlo significaba la muerte, y nos dio la oportunidad de ser perdonados, salvos y libres. No sé qué fue de la vida de Barrabás después de aquel día, pero la mía siempre estará agradecida de aquella sentencia inmerecida y de aquel sacrificio de amor.

Leslie Ramírez