CulpablesMuestra

Pedro

Era uno de los mejores amigos de Jesús, decía amarle con todo su corazón, pero en el momento de la verdad no pudo demostrarlo. Horas antes, en la misma noche del suceso, Jesús le había dicho a Pedro que él lo negaría tres veces antes de que cantara del gallo. Pedro no podía creerlo, ¿Negar a su maestro? Jamás. Él iría a la cárcel junto a él, es más, hasta moriría si fuera necesario.

Cuando se llevaron a Jesús a la casa del sacerdote, Pedro lo siguió de lejos. En el patio había una fogata con algunas personas alrededor, así que Pedro fue allí. Una mujer se quedó mirándole y le reconoció, pero Pedro negó que andaba con Jesús. Volvió a hacerlo dos veces más, incluso se puso a decir malas palabras y a hacer cosas que le demostraran a los demás que no era uno de los discípulos. Cuando cantó el gallo, Pedro puso su vista en Jesús, quien lo miraba con tristeza, y se dio cuenta del gran error que había cometido.

El corazón de Jesús debe sentirse igual de triste cuando decimos amarle, pero nuestras acciones no van acordes con aquella alegación. Señalamos a Pedro porque su traición está escrita y podemos leerla en la Biblia, pero las veces que dijimos e hicimos cosas para que no supieran que somos cristianos, tal vez por vergüenza o por beneficio propio, nadie las ve. Es entonces cuando Jesús te da la misma mirada de tristeza, pero de amor al mismo tiempo porque, como con Pedro, Él ya sabía que lo ibas a negar.

A pesar de todo esto, Dios no se avergüenza de ti, y como a Pedro, te da una nueva oportunidad de caminar con Él, de representarlo y de ser su amigo.

Leslie Ramírez