Cómo obra la fe: Un estudio de SantiagoMuestra
¿Cómo obra la fe cuando haces ministerio?
Al crecer en un vecindario de clase trabajadora junto a un aeropuerto, rodeado de inmigrantes de primera generación, muchos de los cuales huían de la pobreza y la persecución de todo el mundo, tuve una educación bastante inusual. A diferencia de casi todos mis amigos del barrio, yo tuve dos cosas. En primer lugar, tenía un padre que seguía casado con mi madre y estaba involucrado en mi vida, comenzando por el hecho de que entrenaba los equipos de béisbol de los cuales yo participaba. Como yo era el único niño de mi primer equipo con un padre, él terminó siendo nuestro entrenador, a pesar de que él nunca había jugado el deporte. En segundo lugar, mi padre trabajó muy duro para mantenernos a los cinco hijos y a mi madre, hasta el punto de romperse la espalda instalando paneles de cartón yeso para alimentarnos.
Sabía que mi padre amaba a su familia porque lo demostraba. Permaneció casado con nuestra madre, todos los días se levantaba antes que saliera el sol para ir a trabajar duramente y regresaba a casa para gastar en su familia el dinero que tanto le costó ganar, no en sus pasatiempos o adicciones. Mi padre nunca escribió un libro sobre el amor, pero sirvió, haciendo lo que fuera necesario para mantener a nuestra familia. José era el padre de Santiago y Jesús, y era un hombre pobre, de clase obrera, que hablaba poco, pero hacía mucho. Nunca escribió un libro de la Biblia, pero crió hijos que sí lo hicieron. El libro de Santiago me recuerda al padre de Jesús y Santiago, así como a mi padre, que también se llamaba José.
Al llegar al final de nuestro estudio del libro de Santiago, ha sido una escuela de cristianismo práctico de principio a fin. Al igual que su hermano Cristo, que bajó del cielo para ensuciarse las manos y los pies en la tierra, la versión del cristianismo de Santiago es muy terrenal. Para Santiago, la fe tiene que ver menos con las cosas que escribes, y más con las obras que haces. A Santiago le importa poco que ganes los concursos de memorización bíblica en la escuela dominical si vives como en el infierno los otros seis días de la semana.
A la luz de la actitud de Santiago de “poner manos a la obra” como el erudito obrero del Nuevo Testamento, tiene sentido que su conclusión tenga que ver con el ministerio. Después de aprender, espera que ejerzamos el ministerio. Como un padre que te enseña a conducir arrojándote las llaves, en lugar de darte instrucciones detalladas, largas y complicadas, como es de esperar, Santiago nos da algunas de las directivas ministeriales más claras que puedas encontrar, esperando que el Espíritu Santo te ayude a entenderlas al practicarlas.
1. ¿Afligido? Ora por ellos.
2. ¿Alegres? Canta con ellos.
3. ¿Enfermos? Unge y ora por ellos.
4. ¿Pecando? Confiésenlo.
5. ¿No es saludable? Oren el uno por el otro.
6. ¿Débil? Ora un poco más.
7. ¿Extraviándose? Tráelo de regreso.
8. ¿No me crees? Elías era un hombre normal como tú y Dios lo usó para grandes cosas, así que haz algo y ve lo que hace Dios.
El apóstol Pablo me recuerda a un automóvil deportivo alemán finamente diseñado. Santiago me recuerda a una vieja camioneta agrícola, abollada, que huele como el perro sabueso que va sentado en el asiento del pasajero con la cabeza saliendo por la ventana y que lo llevan al campo para un día de trabajo honesto. Esto puede explicar por qué los eruditos aman a Pablo y los trabajadores de la construcción les agrada Santiago. Veo a Santiago escribiendo esta carta en la pausa del almuerzo comiendo un sándwich porque:
La fe no necesita ser elegante.
La santidad no tiene que ser altanera.
El ministerio no necesita ser miseria.
La sabiduría no necesita ser astuta.
El cristianismo no necesita ser complicado.
¿Qué es lo que Dios te está llamando a hacer? ¿A quién te está llamando Dios a servir? ¿Dónde te está llamando Dios a obrar? Es hora de ponerse a obrar...
Basado en las siete formas que nos presenta Santiago para ejercer el ministerio, ¿quién viene a tu mente y cómo puedes ministrarle? Haz este ministerio esta semana.
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Escrituras
Acerca de este Plan
¿Te has preguntado cómo habría sido compartir un dormitorio con Jesús cuando eras niño? El increíble y práctico libro de Santiago, escrito por uno de los hermanos de Jesús, ofrece un vistazo de Jesús del punto de vista de un miembro de su propia familia. En este plan, estudiarás los escritos de Santiago y cómo presenta de manera práctica a Jesús como el Señor y el objeto de nuestra fe.
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Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://realfaith.com/