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DÍA 2 DE 4

Las palabras de mentalidad

El lenguaje del hombre no es una mera pronunciación, sino que contiene una ideología, un pensamiento, una implicancia, un sentido, una filosofía, y hasta una observación artística. De manera que la palabra del hombre tiene una estrecha relación con la mentalidad. No podemos disociar la palabra de la mentalidad. Esto se debe a que la palabra del hombre es moldeada por la mentalidad.

“David le respondió: A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo” (1 Samuel 17:34-35). La primera confesión resultó ser en frente del rey Saúl. Pero cuando leemos este pasaje, no podemos dejar de preguntarnos: “¿Cómo es posible que David fuera tan valiente?”. David era apenas un joven de menos de 20 años. ¿Pero cómo es posible que atacara a leones y osos sin temor, les arrancara los pelos, y les golpeara hasta matarlos? Esta incertidumbre se soluciona fácilmente si comprendemos que la lucha no está en el arma que pueda tener uno en sus manos, sino que se define en la mentalidad. Si vencemos en la lucha de la mente, venceremos en la lucha real, pero si perdemos en la lucha de la mente, perderemos en la lucha real.

“Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos” (1 Samuel 17:46-47). La segunda parte se trata de la confesión que hizo David frente a Goliat. Esta confesión de fe demuestra cuán valiente era David, a tal punto que parece un golpe directo a la cara, aún antes de iniciar el duelo. Cuando el general Goliat desafió al ejército de Israel y al rey Saúl, maldiciendo a Dios, no podían dejar de estar quietos, y con un sentimiento de fracaso y derrota. Pero David dijo con denuedo: “Yo voy a pelear contra él. He matado a leones y osos cuando cuidaba el rebaño de mi padre, lo mismo sucederá con ese Goliat”.

¿Qué le parece si hacemos una comparación objetiva entre David y Goliat? Goliat era un hombre de casi 3 metros de estatura, y su uniforme de campaña pesaba 60 kilogramos. Si tan solo su uniforme pesaba tanto, podemos imaginar cuán gigante era este hombre. El pueblo de Israel estaba atemorizado al oír la voz amenazadora de este hombre durante 40 días en el valle de Elá. Ya estaban vencidos mentalmente en la batalla contra Goliat. Pero David era diferente. Tenía apenas 17 años de edad, prácticamente no tenía experiencia en guerra, y además, su físico no se comparaba con el de Goliat. Parecía una batalla ya definida. Pero David pensaba diferente. “¿Cómo es que ese filisteo pagano incircuncidado se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente y a su pueblo? Por cuanto Dios está con nosotros, él no es nadie. ¡No importa la estatura y el peso!” David no pensaba en otra cosa que la victoria que Dios le había concedido.

La mentalidad humana advertía que era inútil atacar a Goliat, pero David, quien había recibido la mentalidad divina, pensaba diferente. La mentalidad de Dios hizo que su imagen propia fuese transformada completamente en un guerrero de Dios. Ya no era un joven pastor de ovejas que veían los ojos de la tercera dimensión, sino que la cuarta dimensión de la mentalidad de Dios hizo que concibiera una autoimagen distinta, y pasó a ser un guerrero de Dios, quien determina la victoria y la derrota de la batalla. En la esfera de la mentalidad, David era un guerrero más fuerte y un hombre de mayor estatura. Pensaba como un grande, por tanto, lo que proclamaba con su boca también eran palabras de un grande.

Ahora es el turno de comparar el otro personaje, el rey Saúl con David. Saúl era un hombre que había sido ungido para gobernar Israel. Saúl era uno de los líderes más destacados de la época. Pero Saúl pensó que David no podía con Goliat. “Oye, es absurda la idea de salir a pelear contra Goliat. El es un general de ejército que nunca perdió una batalla en su vida, pero tú eres un jovencito de apenas 17 años. Es imposible”. Y trató de rebajar el ánimo de David. Esta mentalidad de Saúl no provenía de Dios, sino se fundamentaba en su propia experiencia. Era un rey, pero en su pensar sobreabundaba el fracaso basado en sus experiencias pasadas. A pesar de que se trataba del rey de Israel, nación escogida como sacerdote, tenía ansiedad y temor de que fuese derrotado y llevado como esclavo de los filisteos.

Las dos confesiones que relata el capítulo 17 del primer libro de Samuel revelan cómo podemos lograr el lenguaje de la cuarta dimensión. El lenguaje de la cuarta dimensión proviene de la mentalidad de la cuarta dimensión.

Escrituras

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Acerca de este Plan

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Esta nueva serie de 4 planes ha sido especialmente diseñada en honor al Dr. Yonggi Cho (1936-2021). Cambie su palabra, y viva en la Cuarta Dimensión.

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Nos gustaría agradecer a La Cuarta Dimension Latinoamerica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://libreriapeniel.com/producto/palabras-que-traeran-felicidad-ed-bolsillo/