PalabrasMuestra

El poder de las palabras que crean su vida 

La palabra viene a ser el último elemento de la espiritualidad de la cuarta dimensión, pero el más importante, ya que la confesión de la palabra cumple el rol de liberar a los 3 elementos anteriores. El hecho de hablar bien transforma la mentalidad, el sueño y el corazón. Por el contrario, se puede arruinar algo por el mal uso de la palabra. Es por eso que la Biblia aclara que somos atados a nuestras propias confesiones. Debemos entender que los 4 elementos de la cuarta dimensión, es decir, la mentalidad, la fe, el sueño y la palabra están interconectados orgánicamente. Si tenemos una mentalidad depravada, la fe y el sueño se desvanece, entonces, la confesión de la boca no puede ser positiva. Porque de lo que uno piensa en el corazón, habla la boca. Si no hay fe, la mentalidad no tiene rumbo, y el sueño se torna en una vanidad. Pero por el contrario, si nuestra mentalidad, fe, sueños y palabra permanecen en Dios, podemos confesar positiva, activa y creativamente a pesar de las circunstancias que nos rodean. Esto se debe a que la mentalidad, la fe y el sueño de la cuarta dimensión tienen predominio sobre sus labios. 

Por otro lado, las palabras de la cuarta dimensión influencian nuestra mentalidad, fe y sueño. Luego de haber escuchado el reporte de los espías, el pueblo murmuró en contra de Moisés, y dijo: “¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto! ¡Más nos valdría morir en este desierto!” Lo importante de este mensaje es que Dios guió a Israel de acuerdo a lo escuchado. Números 14:28-30 dice: “Así que diles de parte mía: Juro por mí mismo, que haré que se les cumplan sus deseos. Los cadáveres de todos ustedes quedarán tirados en este desierto. Ninguno de los censados mayores de veinte años, que murmuraron contra mí, tomará posesión de la tierra que les prometí. Solo entrarán en ella Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun”. Es decir, Dios hizo según lo que oyó. La palabra tiene tanto poder creativo como destructivo. 

Dios creó el mundo a través de la palabra. La palabra hizo que Dios creara todo de la nada. Solo Dios es la fuente de poder que puede crear algo de la nada. Dice el Talmud: “La palabra no tiene brazos, pero hace lo que los brazos hacen. No solo mata al hombre, sino que cruza esa línea, porque la mano del hombre mata al que está cerca, pero la palabra mata aún al que está lejos. La palabra es como la flecha, pero la supera, porque uno puede protegerse de la flecha con la mano, pero en la imaginación que dispara la palabra, no hay fortaleza que se salve”. La palabra del hombre vivifica o destruye la vida de otro individuo. Así como una gota de perfume puede cambiar el ambiente de una habitación, el hombre puede influenciar no solo a sí mismo, sino también a las personas y circunstancias que lo rodean por medio de sus propias palabras. Es decir, puede haber una fragancia agradable o un olor desagradable por causa de las palabras. Proverbios 18:21 demuestra cuán poderosa es la palabra. “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto”.