Una Perspectiva Bíblica Sobre El Trabajo Y El DescansoMuestra

Nuestro trabajo depende de la bendición de Dios

El Salmo 127 enfatiza la inutilidad del esfuerzo humano sin la bendición de Dios: “En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados” (Salmo 127:2, NVI). Como humanos, deberíamos hacer nuestro trabajo. No deberíamos ser flojos. Veamos por ejemplo Proverbios 6:6: “¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría!” (NVI). Pero el resultado de nuestro trabajo no está en nuestras manos. Necesitamos la bendición de Dios sino no tendremos éxito. Esta fue, por ejemplo, la experiencia de los Israelitas en el tiempo del profeta Hageo. Ellos no pusieron la debida atención en la reconstrucción del templo de Dios y por lo tanto Dios les quitó Su bendición. Esto resultó en siembras frustradas y otras calamidades. “Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no quedan satisfechos; beben, pero no llegan a saciarse; se visten, pero no logran abrigarse; y al jornalero se le va su salario como por saco roto” (Hageo 1:6, NVI). Sólo cuando comenzaron a reconstruir el templo prosperaron de nuevo.

En Latín hay un dicho común: “ora et labora” (oración y trabajo). ¡Ambos son importantes! Porque sin la bendición de Dios nuestro trabajo es en vano.