La gloriosa gracia de Dios Muestra

Fe simple

La visión de la gracia de la fe simple en Jesús es: ser convencido o persuadido de que Jesús salva (Juan 1:12, 5:24, 6:47). Esto incluye entender el Evangelio y aceptar que es verdad. Mi padre entendía las afirmaciones de Cristo, pero no las aceptaba como verdaderas. Él no tenía fe.

Algunos creen que la fe debe incluir alguna respuesta o compromiso emocional.  Pero la fe está separada de lo que sigue a esa fe. Alguien podría preguntar: «¿Crees que George Washington fue un líder de nuestro país?» (Hablamos aquí de Estados Unidos). La respuesta es “sí”, pero no hay nada que hagas como resultado de creer esto. Crees o no.

Muchos cristianos hoy en día no están de acuerdo sobre lo que una persona debe hacer para ser salva. Algunos intentan colocar una carga adicional al evangelio, agregan la necesidad de confesar todos los pecados conocidos y comprometiendo la vida de uno para servir a Cristo como una condición para obtener la vida eterna. Otros recargan el evangelio estipulando que, si una persona realmente cree en Cristo, habrá una vida cambiada evidenciada por buenas obras. Desafortunadamente, el apóstol Pablo nos informa, que algunas personas pasan toda su vida enfocada en las cosas equivocadas. Como resultado, al final de su vida todas sus obras se queman, sin embargo, son salvas, así como por fuego (1 Corintios 3:10–15, 4:5).

Por supuesto, Dios desea que nos conformemos a la imagen de su Hijo, que crezcamos en nuestra fe y que hagamos las buenas obras que él ha preparado para nosotros (Efesios 2:10). Pero eso es una idealización, no una realidad. ¿Quién ha hecho a Jesús Señor de toda su vida con éxito? Esperemos que todos estemos trabajando hacia esa meta (1 Corintios 9:24–26, 2 Corintios 5:9–10). A través de la gracia, trabajamos para hacer de Jesús «Señor de todos» en diferentes momentos y de diferentes maneras, para lograr una variedad de resultados. ¡La diferencia en los resultados no hace que algunos sean menos salvos que otros!

Por lo tanto, no nos adelantemos ni recarguemos el evangelio, sino que proclamemos una fe simple: todo lo que necesitas para ser salvo es creer en Jesús. La vida eterna es un regalo generoso y misericordioso de Dios.

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