Nuestro RefugioMuestra

El sustento de una familia, de una empresa o de nuestra propia vida, no está garantizado bajo ninguna circunstancia terrenal; día a día debemos luchar por salir adelante en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la espiritual, por supuesto. 

Mantener una vida espiritual sana y fortalecida no es algo negociable, sino todo lo contrario; verás, cuando nosotros confesamos que creemos en Jesucristo, al mismo tiempo estamos diciendo que creemos en todo lo sobrenatural y en un mundo espiritual real, que contiene bondad y al mismo tiempo maldad, que contiene bendición y de igual forma maldición, que existe una guerra donde tú y yo estamos en medio, (gracias a Dios estamos del lado Victorioso) y donde no podemos flaquear, rendirnos o volvernos indiferentes porque las consecuencias de dejar nuestro Refugio es el hambre, el frío, la necesidad y el desconsuelo. No es que Dios, como ya habíamos visto, nos aleje de sí mismo, sino que en esta vida espiritual hay reglas como en todo gobierno o reino en este caso. Las condiciones para permanecer en el refugio son claras y se resumen en 2. La primera y más importante: Amar a Dios, la segunda igual de importante: Amar al prójimo.

Siguiendo estas reglas, no solo cumplimos con los dos más grandes mandamientos, sino que, aseguramos permanecer en este Refugio que no tiene comparación. Un mundo como el actual no puede ofrecernos ni la seguridad, ni la comodidad y mucho menos las bendiciones eternas que Jesús tiene para nosotros. En este momento es tiempo de ingresar una vez más ahí, es momento de convencernos que permanecer es la más grande de las bendiciones, Jesús es tu refugio, nada más bello y nada más seguro, Él es el todo en todos.