Los Intocables - Proceso De Covid-19Ejemplo

2. Tocando a un leproso 

En este día quiero decirte que mi esposo, mis hijas de 13 y 2 años, mi hermana, cuñado y yo estamos hospitalizados por Covid-19. Llegamos a un lugar en donde reciben a toda la familia, pasamos todos con fiebre, dolor de cuerpo y yo con una saturación de 92 y bajando. Para este momento, lo único que hago es rendirme al Señor. Hay cosas que no entiendo, pero sigo confiando que Él completará su obra según su voluntad.

Es así como viene a mi mente la historia del leproso, aún en ese tiempo se vivía la discriminación y el martirio de llevar una enfermedad que, entre otras cosas, causaba vergüenza porque muchos de ellos debían llevar el título de “SER INMUNDOS”. No se conoce información acerca de este leproso; solo se menciona que estaba lleno de lepra, que no podía entrar a la ciudad y que debía estar apartado de su familia. Los leprosos tenían en su mano amarrada una campana para que cuando ellos caminen la gente se aparte. Es en este escenario en donde ocurre un encuentro maravilloso entre este hombre y Jesús. 

La primera reacción del leproso fue postrarse en tierra. Estas pequeñas líneas nos hablan mucho de lo que el ser humano debe hacer en momentos difíciles. Después, le preguntó a Jesús si quería sanarlo, mostrando una actitud que muy pocos tendrían mientras están enfermos. LO QUE SÍ ES CIERTO ES QUE JESÚS ENTRÓ EN EL MUNDO DE LOS INTOCABLES, PARA CAMBIARLES SU MUNDO. 

Este encuentro nos deja 3 lecciones:

 1) Ríndete al Señor, Él conoce tu situación y está haciendo lo mejor para tu futuro. Aunque no entiendas el porqué, tu Padre amoroso sigue estando en control.  

2) Ten la actitud correcta, no añadas palabras arrogantes ni entres en Su presencia con altanería, resentimiento o pecado.

3) Busca al Señor con todo el corazón, mantén tu fe y amor en Él.  

Oremos:

Señor, cada día me rindo a ti, no es fácil lo que vivo, es una etapa de mucho pesar, pero sé que estás conmigo en cada momento. Ayúdame a tener la actitud correcta y buscarte con todo el corazón. Pon de tu sanidad en mi vida, en el nombre de Jesús. ¡Amén!