RenovadoMuestra

VIVIR CON ÉL 

Hay momentos en la vida en los que tenemos la responsabilidad de escoger. Decidimos, haciendo uso de nuestro libre albedrío, si tomamos o no un camino específico; en ocasiones, una vez hemos tomado ese camino o decisión, quedamos enganchados y, en muchos casos, adictos y esclavos a las consecuencias, buenas o malas, que traen consigo.

Normalmente, cuando hablamos de ser adictos a algo, lo asociamos con aquellas conductas que nos hacen mal: adicciones a la droga, al licor, al sexo, a la comida, a los videojuegos, etc. Hay cientos de adicciones que siempre asociaremos con situaciones destructivas para nuestras vidas; también podemos reflexionar en la palabra esclavitud y ver cómo en algún momento hemos sido esclavos de algo que ha tenido un poder mayor sobre nosotros y nuestro entorno.  

Tómate un momento para pensar y analizar si eres esclavo o adicto a algo. Tal vez, alguna sustancia o actividad ejerce un control desmedido sobre tu vida. Probablemente, al detenernos lo suficiente, cada uno de nosotros puede pensar en algo a lo que, seguramente, le hemos dedicado gran parte de nuestro tiempo, esfuerzo o dinero. 

En el pasaje de hoy vemos a un hombre que encuentra su razón de ser, su tesoro, su norte y el motivo por el que está dispuesto a dejarlo todo. Por esa gran razón, incluso está dispuesto a considerar todo aquello que ha logrado y ganado como basura, pues no se compara con el valor de ganar y conocer a Cristo. ¡Increíble! Este hombre escribe: por amor a él, he desechado todo lo demás; esta clase de amor y de “adicción” no solemos encontrarla en nuestros tiempos. Alguien que esté dispuesto a dejarlo TODO por ganar a Jesús y ser uno con él. ¿Qué clase de amor es este? Te pregunto algo, ¿estarías dispuesto a abandonar todo por alguien o algo? ¿Dejarías todo por amor a Cristo? Qué preguntas más confrontantes, ¿verdad? No sé si estés dispuesto a hacerlo, pero si analizamos el contexto actual encontramos personas que lo han dejado todo por seguir un sueño, una persona, un vicio, un trabajo; personas dispuestas a sacrificar familia, amigos, estabilidad y paz, tal vez por seguir y conseguir algo que se les ha metido en la cabeza y por lo que incluso olvidan las consecuencias que esa decisión trae a sus vidas. 

En medio de tantos caminos y opciones, hoy te animo a que encuentres ese amor y esa santa adicción en Jesús. Es el único que no nos fallará ni abandonará. Si has sacrificado tanto por razones vanas y pasajeras, ¿por qué no darte la oportunidad de perder todo por Él? Recuerda algo, donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón. Haz de Jesús tu mayor y único tesoro y entonces anhelarás, como el salmista, estar todos los días de tu vida viviendo con él.