Un Amor IncomparableMuestra

Eso es amor

No hay nada que podamos hacer para ganar el amor de Dios. Simplemente es inútil intentar pagar aquello que fue dado por gracia. Además, el costo en sí es imposible de pagar: ¡la sangre de Cristo en la cruz tiene un precio incalculable! 

¿Cuántas veces hemos tratado de pagar a Dios un poco de lo mucho que ha hecho por nosotros? Quizás tratamos de ser buenos, o procuramos cumplir sus mandamientos, o cuando ayudamos a los necesitados o al servir en la iglesia. Pero debes saber que el sacrificio de Jesús no fue un préstamo, no es algo que le debes pagar de vuelta. ¡Él pagó esa deuda que éramos incapaces de saldar!

Esto nos debería llenar de gratitud y asombro. No solo pagó ese precio, sino que también nos invita a acercarnos confiadamente a su trono de gracia. Esto es verdadero amor, desinteresado, profundo e incomparable. Es amor entregado completamente para llevarnos a casa. 

La mejor manera de corresponder a ese inmenso amor es cuando abrimos los brazos y el corazón para recibir ese regalo inmerecido. La gracia se recibe, se abraza, se vive y produce una vida de gratitud en la cual comprendemos que, si bien no podemos pagar el precio, sí podemos ofrecer honra, gratitud y adoración al único que sí pudo consumarlo. Correspondemos en amor y obediencia, no tratamos de ganarnos su favor, sino que lo expresamos como fruto del amor que ya nos ha dado.

En tiempos en los cuales tanto las preocupaciones, como la ansiedad, depresión e incertidumbre son temas de todos los días, nosotros podemos descansar en la verdad de que él nos llama por nombre y se ha acercado a nosotros tal y como somos, atrayéndonos con lazos de amor. ¡Lo viejo ha pasado, todo es hecho nuevo en él! Aunque venga la tormenta, nuestra esperanza está en Jesús, quien dio su vida en la cruz.