[Espíritu De Liderazgo] PreparaciónMuestra

Prueba de paciencia

Para ser un líder, debes pasar la prueba de la paciencia; esta es la prueba más importante. Después de Cades Barnea, Josué y Caleb fueron obligados a viajar con los israelitas durante 38 años más, atrapados entre Egipto y la tierra prometida. Los israelitas recibieron maná y codornices. Dios les dio agua. Los preservaba tanto a ellos como a su ropa y sus zapatos. Día tras día, mes tras mes, semana tras semana, año tras año, durante 38 años.

Josué tuvo que pasar la prueba de la paciencia en el desierto para heredar su promesa. Tuvo que caminar con todas estas personas hasta que murieron. Tuvo que quedarse en la funeraria del desierto antes de que pudiera llegar a la victoria en Canaán. La sala de espera es un requisito previo para un liderazgo eficaz. Nunca serás un líder hasta que aprendas a esperar en Dios. Lo que haces en la sala de espera determinará cuándo y cómo se abre la puerta para ti en la promesa.

Recuerda, Moisés tuvo que esperar a que Dios separara el Mar Rojo. Durante una noche entera, Moisés tuvo que esperar mientras el viento de Dios soplaba el mar de vuelta. El rey Saúl no esperó. Él se encargó de realizar el sacrificio que Samuel iba a realizar y perdió su reinado en el proceso. Dios escogió a David para ser rey en su lugar. Abram no confiaba lo suficiente en Dios como para esperar hasta que la promesa se cumpliera. Sara le dio a su sirviente, Agar, y él tuvo relaciones sexuales con ella. Agar dio a luz a Ismael. Nosotros todavía estamos sintiendo los efectos de ese pecado. ¡Qué error! Dios iba a abrir el vientre de Sara y hacer un milagro, Isaac estaba en camino, pero Abram no podía esperar.

No es fácil estar en la sala de espera. Odiamos cuando Dios dice: «Todavía no. Tengo algo bueno por venir, pero todavía no. Espera en mí».

¿Qué haces en la sala de espera? Primero, prepárate. Dios te tiene allí para que puedas prepararte, para que cuando él abra la puerta, estés listo para atravesarla. En segundo lugar, la esperanza, construye tu esperanza. Déjala florecer. En tercer lugar, escucha. Va a haber un momento en que salgas de la sala de espera, así que pasa tu tiempo escuchando hasta que él abra la puerta y diga: «Pasa, te voy a usar para mi gloria». 

Para obtener más información sobre este tema en inglés, haz click aquí.