[Espíritu De Liderazgo] PreparaciónMuestra

Prueba de los ataques del enemigo

La primera es la prueba de los ataques del enemigo. Josué es introducido por primera vez en las Escrituras en un lugar llamado Refidim. El pueblo de Dios había salido de Egipto. Dios dividió el mar Rojo y se encontraban en tierra seca. Ahora están viajando hacia la tierra prometida. Están cansados, agotados y vulnerables. Es entonces cuando los amalecitas deciden atacar. Dios elige a Josué, a través de Moisés, para dirigir el ejército mientras Moisés intercede.

Dios trajo a Aaron y Hur junto a Moisés. Ellos le ayudaron a mantener sus manos levantadas. En tanto él las tuviera en alto, los israelitas mantenían la victoria. Es un principio para nosotros: nuestro liderazgo se basa en lo que sucede en privado, incluso más que en lo que sucede en público. La intercesión privada conduce a la victoria pública. Si ganas la victoria en oración, ganarás la victoria en público.

En esta ocasión, Dios le dio a Israel la victoria. Josué estaba en el campo de batalla, liderando el ejército. Aprendió que, para ganar la batalla pública, debes tener intercesión, debes depender de Dios para que te ayude.

Los amalecitas serían enemigos de Israel a partir de ese momento. Amalek representa los ataques del enemigo en nuestras vidas cuando somos vulnerables y estamos cansados, así como el ataque de la carne contra nuestra vida espiritual. Dios no quiere que olvidemos las lecciones de esta batalla. Moisés llamó a este lugar Jehová Nissi, que significa «El Señor es mi estandarte».

Satanás, a través de la carne, te ataca más cuando estás cansado, agotado y vulnerable. Aun entonces, recuerda que Dios es tu estandarte. Si tú intercedes en el lugar secreto, Dios te dará la victoria en el lugar público. Puedes derrotar a los amalecitas en tu vida.

El rey Saúl no pudo derrotar a los amalecitas por completo y terminó costándole su corona (1 Samuel 15). Dios puede ayudarnos a hacer algo mejor que eso. Jesús, un profeta como Moisés (Hechos 3:22), intercede a la diestra del Padre por nosotros (Romanos 8:34). Para pasar la prueba de los ataques del enemigo, resistir la tentación y depender de Jesús. A menos que hagas esto, no estarás listo para el liderazgo espiritual.