El Evangelio lo es todo

Por Danny Saavedra  

“En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros.  Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.  Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.” Tito 3: 3-7 (NVI)

¿Alguna vez ha visto un anuncio en el que alguien vende una dieta que le cambió la vida? Presentan increíbles fotos de antes y después. El anunciante está apasionado y entusiasmado con el programa porque su salud, autoestima y vida en general mejoraron. Ahora tienen la misión de ayudar a otros a lograr los mismos resultados.

Como creyentes, usted y yo caminamos por monumentos y vallas publicitarias para que el poder de Dios salve y transforme. Somos epístolas vivientes. Y al igual que las personas que promueven con tanta pasión sus programas que cambian vidas, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para compartir el evangelio porque el evangelio lo es todo.

Antes de entregar mi vida a Jesús, estaba lleno de vergüenza, culpa, dolor, desesperación. Me odiaba a mí mismo, odiaba mi vida, me sentía vacío y desesperado. Fui esclavo del pecado, la lujuria, la ira y la aceptación de los demás. Me sentí verdaderamente solo en el mundo y estaba lejos de Dios. Según Efesios 2: 1, estaba muerto en mis transgresiones y pecados. Según Efesios 2: 3, merecía la ira. Romanos 5:10 dice que yo era enemigo de Dios.

“Pero cuando apareció la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó”. ¡Ese es el evangelio en todo su esplendor allí mismo! Somos pecadores, culpables, merecedores de la muerte, merecedores de la ira, indignos de estar ante un Dios santo y perfecto, pero aun así Él nos salvó. Esa palabra para salvar significa sanar, curar. ¿Cómo? Dándonos una nueva vida y un nuevo propósito a través del Espíritu Santo.

¿Y por qué hizo eso? Para que ahora, habiendo sido justificados con él, justificados por su gracia, seamos hijos amados, herederos que tienen la esperanza de la vida eterna.

La palabra esperanza se usa mucho. "Espero obtener una A", "Espero que ganen los Dolphins". Es casi como una ilusión. La palabra bíblica esperanza; sin embargo, es como un ancla para nuestras almas. Es una certeza, una expectativa alegre y confiada.

No es como, "Espero heredar la vida eterna", es una certeza que dice, "No puedo esperar a pasar la eternidad con el mismo Dios y Salvador que me ama y murió por mí y me ha preparado un lugar en Su reino como un príncipe y un hijo amado! "

Pero hasta que experimentemos esa bendita esperanza, hasta que nuestro Salvador regrese por nosotros, ¡que caminemos en buenas obras y vivamos el tipo de vida que ayuda a otros a encontrar a Jesús y ser transformados por Su amor!

PROFUNDIZA: ¿Cuál es tu historia de transformación del evangelio?

DESCUBRE: ¿Por qué Dios eligió llevar el evangelio al mundo a través de nosotros? ¿Qué tienen los que han nacido de nuevo que pueden hacer que nuestra predicación y evangelización sean tan eficaces?

HAZ: ¿Hay alguien con quien hayas estado construyendo equidad en las relaciones, pero aún no has dado el paso de compartir el evangelio con ellos? ¡Haz de hoy el día! Hoy, comparte el evangelio de Jesucristo con alguien; podría ser un amigo, un compañero de trabajo, un vecino, un servidor, un compañero de clase, un miembro de la familia. . . con quien el Espíritu Santo te indique que compartas.