Aprendiendo a superar la ansiedadMuestra
Se estima que 1 de cada 10 personas padece de ansiedad generalizada. La ansiedad se ha vuelto una epidemia.
Qué es la ansiedad
La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos estado de alerta ante sucesos comprometidos. Aunque es una respuesta adaptativa que previene de riesgos potenciales, aún se desconoce con precisión por qué sobrepasa la intensidad del estímulo y se vuelve patológica. En ocasiones, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. Más concretamente, la ansiedad es desproporcionada con la situación e incluso, a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro ostensible. El sujeto se siente paralizado con un sentimiento de indefensión y, en general, se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico.
Síntomas de la ansiedad
Entre los síntomas que la acompaña están las palpitaciones, sudoración, aumento de la tensión muscular y de la respiración, dolores físicos, dilatación de la pupila, temblores, inquietud, preocupación excesiva y desproporcionada son algunos de los síntomas, pero el más desconcertante es que aparece “sin siquiera estar invitada".
Ya desde los tiempos de los apóstoles, se observa esta condición. De allí la exhortación del apóstol Pedro (1 Pedro 5:7): “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros”.
La ansiedad en el contexto bíblico
La palabra ansiedad del griego merimna, de meiro (dividir) y noos (mente), indica distracciones, cargas y preocupaciones. Significa estar ansioso anticipadamente acerca de la vida diaria. Esta palabra describe a una persona que tiene la mente dividida. Significa ser atraído o estirado en diferentes direcciones. Independientemente de lo que pueda estar haciendo, una parte de su mente no está enfocada en lo que está haciendo, porque esta distraída o preocupada en otro asunto.
Pero el apóstol Pedro nos exhorta enérgicamente a echar (aventar) sobre Él (Dios), literalmente “acuesta toda ansiedad sobre Él”. Ahora, este trabajo de echar sobre Jesús nuestras cargas y preocupaciones puede llegar a ser muy difícil, lo que requiere mucha concentración y esfuerzo para sacarlas de nosotros y volcarlas sobre Jesús. Esta tarea puede resultar tan difícil que necesitamos usar las dos manos para lograrlo: la mano de oración (Filipenses 4:6) y la mano de fe. La oración le dice a Dios cuál es la preocupación, y le pide ayuda a Dios, mientras que la fe cree que Dios puede hacerlo y que lo hará (basado en la confianza de que Dios tiene cuidado – se interesa - de nosotros (1 Pedro 5:7)).
Jesús ha prometido descanso de nuestras cargas y afanes. Él dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Escrituras
Acerca de este Plan
La palabra ansiedad del griego merimna, de meiro (dividir) y noos (mente), indica distracciones, cargas y preocupaciones. Significa estar ansioso anticipadamente acerca de la vida diaria. Esta palabra describe a una persona que tiene la mente dividida. Significa ser atraído o estirado en diferentes direcciones. En ocasiones podemos experimentar ansiedad generalizada, y vivir con angustia e intranquilidad. Pero en Dios tenemos la solución a la ansiedad.
More
Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/