Estamos Mas Que Seguros en Las Manos De DiosMuestra

Qué gran Intercesor tenemos

De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Una de las grandes verdades sobre el Espíritu Santo es que ora por nosotros. En este versículo, tenemos cinco verdades sobre el ministerio de intercesión del Espíritu.

Primero, el Espíritu nos ayuda. «Asimismo, el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades». Tenemos debilidades y flaquezas físicas, mentales, emocionales y espirituales. El Espíritu conoce nuestras debilidades y nos ayuda.

En segundo lugar, el Espíritu intercede por nosotros. «El Espíritu mismo intercede por nosotros». El Espíritu de Dios ora al Padre por ti. Hay mucho misterio aquí, pero es cierto. Es muy alentador recordar que el Espíritu siempre está orando por ti.

En tercer lugar, el Espíritu ora por nosotros porque no sabemos por qué orar. «Porque no sabemos por qué orar como es debido». Nos falta sabiduría, no vemos el panorama general y no conocemos el futuro, así que no siempre sabemos por qué orar. Puede que ores para poder casarte con cierta persona. Dios dice que no. Más tarde, te das cuenta de que el matrimonio con esa persona habría sido un desastre. Gracias a Dios que el Espíritu ora por nosotros, porque no sabemos por qué orar.

En cuarto lugar, el Espíritu ora por nosotros con gemidos. «El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos demasiado profundos para las palabras». ¡Fascinante! ¡Gemidos! La cuestión no es que las peticiones del Espíritu no puedan ponerse en palabras, sino que no se ponen en palabras. Tal vez esta sea una oración más profunda y poderosa.

Quinto, el Espíritu ora por nosotros según la voluntad de Dios. ¿No sabes que Dios escucha y responde esas oraciones, las oraciones según la voluntad de Dios?

Richard Foster nos lo recuerda: Cuando tropezamos con nuestras palabras, el Espíritu endereza la sintaxis. Cuando oramos con motivos turbios, el Espíritu purifica la corriente. Cuando vemos a través de un cristal oscuro, el Espíritu ajusta y enfoca lo que pedimos hasta que corresponde con la voluntad de Dios.

El punto es que no tenemos que hacer todo perfecto cuando oramos. El Espíritu remodela, refina y reinterpreta nuestras débiles oraciones impulsadas por el ego. Podemos descansar en este trabajo del Espíritu en nuestro favor.