Sanando Para SanarMuestra

Día 4 

Una invitación a amarte y a sanar 

Posiblemente nunca has escuchado decir que tu cuerpo sanará cuando tu mente también lo haga. El salmista David, recalca en varias ocasiones cómo su cuerpo, sus huesos y su vida se estaban debilitando a causa del sufrimiento, el dolor y de su alma entristecida. Después de un parto, durante la maternidad nos enfrentamos a nuevos cambios, tu cuerpo un día cambió durante el embarazo, pero más tarde le toca adaptarse nuevamente a un nuevo estado de vida. Una de las cosas qué más se impacta, no es nuestro cuerpo, sino nuestra mente. Hoy quiero que leas una porción de mi libro que es importante que sepas. 

Cuando te amas, aprendes que tu esencia no cambia por engordar o adelgazar. Que sigues siendo quien eres, no importando si estás despeinada o saliendo del salón de belleza. Que aún siendo madre, eres sexy. Que aun con una cicatriz, tu cuerpo sigue siendo productivo y maravilloso. Aprendes que el éxito no es sólo tener mucho dinero. Puede ser la soltería cumpliendo metas, o con esposo e hijos unidos a ti. El éxito puede ser salir resiliente de la infidelidad, del divorcio o del duelo por tu persona amada. Puede ser cumplir tu propósito en silencio, sin decirle a nadie. El éxito jamás será más que la superación. Cuando te amas, aprendes que eres indispensable en este mundo. Que cumples con un propósito, aunque otros te hagan pensar que tu presencia y tu acción son dispensables y sustituibles. Cuando te amas, aprendes que hoy fue un día duro, posiblemente devastador, pero mañana será mejor. Cuando te amas, no permites que la culpa te mate lentamente. Puede que haya días de desilusión o desánimo, pero sabes que después volverás a ser tú. La irremplazable tú. Cuando te ama, vas tras tu mejora constante porque lo mereces.

Quiero hacerte una invitación a sanar. Si se lo pides, Dios puede sanar tu mente y tu corazón. Para poder tener una vida fructífera necesitamos sanar, estar bien, posiblemente no al cien porciento, pero sí podemos vivir una vida exitosa, feliz y sana. La plena felicidad no significa la ausencia de problemas, sino tener paz y contentura a pesar de los problemas. La alegría, es una emoción que, podría ser pasajera, más la felicidad, es un estado que decides experimentar no importando las circunstancias. ¿Qué necesitas sanar hoy? ¿Qué es lo que te preocupa tanto, que te quita la alegría y no te permite experimentar la felicidad? Quiero decirte que Dios puede devolverte tu felicidad, aunque a veces tenemos que esperar pacientemente como el salmista David. Un día tu sufrimiento será tu testimonio.