Sanando Para SanarMuestra
SANANDO PARA SANAR
DÍA 1
La salud mental de la mujer cristiana
Cuando no comprendemos que vivir una vida cristiana no nos exime de padecer una enfermedad mental, se tiende a producir una disonancia en nuestros pensamientos. Tal como me sucedió a mí.
A pesar de tener consciencia de nuestra parte espiritual, no podemos omitir que vivimos en un cuerpo que también es regido por la mente, en el que uno influye en el otro. Es un ciclo en donde el espíritu influye en la mente, la mente en el cuerpo y viceversa. Por eso, como nuestro cuerpo trabaja bajo la dirección de un grupo de sistemas, cuando uno de ellos se ve comprometido, todos los demás dejan de trabajar igual y es entonces cuando nuestros pensamientos y ejecución se trastocan.
El cuerpo y la mente, queramos o no, se enferman; ya sea porque no los cuidamos debidamente, porque no compartimos las cargas que nos aquejan o porque pasamos por momentos difíciles sin el apoyo adecuado. Por tanto, como mujeres nos corresponde cuidar de nosotras mismas en la búsqueda de nuestro bienestar, dejando a un lado el pensamiento de que, porque creemos en el poder de Jesús, se nos arreglará todo en la vida. Hay una gran responsabilidad con las cosas que tenemos en nuestras manos, siendo la primera de ellas, el cuidado de nuestra propia vida, que incluye cuidar de nuestro espíritu, de la misma manera que debemos cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente. Probablemente nadie te ha enseñado a cuidar de tu mente. Tal vez, no te han dicho que debes alejarte de personas que te hacen daño en nombre del amor y la amistad. Quizás has llegado a pensar que la oración es suficiente y con todo esto, terminamos desarrollando una vida cristiana inconscientes de la gran responsabilidad que tenemos de cuidar nuestros pensamientos y emociones.
Nunca olvido que, cuando el profeta Elías tuvo miedo de ser asesinado por la reina Jezabel, hasta se escondió en una cueva. En su caminar, temeroso y entristecido, Dios lo guardó, y lo alimentó. También, el mismo Dios le da un «empujón» y lo saca de la cueva para ir a cumplir el resto de su propósito. Esto me enseña que podemos tener etapas difíciles, pasar por desórdenes mentales o físicos, podemos sufrir y hasta reír dentro de nuestro sufrimiento. Pero quiero decirte que, con la ayuda necesaria y la dirección de Dios, también podemos salir adelante. No durará para siempre si buscas el soporte adecuado, que recibirás comunicándote. No guardes silencio. Habla y déjate escuchar para poder ser auxiliada. Mi propósito en Dios me salvó la vida y contigo también puede suceder lo mismo. Yo decidí seguir caminando y sanar mientras iba en movimiento. Porque permanecer inerte, quedándome en el mismo pensamiento, me estaba quitando oportunidades maravillosas de crecimiento y aprendizaje. Sanar y crecer era la única opción que tenía para poder amar a mis hijos apropiadamente, en cuerpo y alma.
Acerca de este Plan
Un plan de lectura para las nuevas madres, aquellas que han perdido su identidad pensando que su único rol es el de maternal. Encuentra el acompañamiento que necesitas en Dios. Dios puede cambiar tu presente y tu futuro.¿Puede una mujer cristiana padecer de un desorden mental como la depresión? Sí. ¿Puede Dios y los que están a tu alrededor ayudarte? Sí. Decide hoy sanar para ti y para los tuyos.
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Nos gustaría agradecer a Neidynathalie Rivera Báez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.soyunamujercomotu.net