Las temporadas y momentos difíciles no son permanentes.

El libro de Job nos narra una de las historias más inspiradoras acerca del padecimiento y el dolor por problemas en la vida. Job era un hombre próspero en hijos, riquezas y salud, sin embargo, de un momento a otro su alegría se desvaneció al quedar tumbado con una enfermedad dolorosa, la pérdida de todos sus hijos y de sus negocios. Más impresionante es que Job era un buen hombre que amaba a Dios, era una persona justa, pura y temerosa de Dios y apartada del mal; por lo que tal vez lo que le sucedió no cobra sentido dentro de la lógica humana. 

Pero nuestra esperanza radica en que la biblia dice que Dios envía lluvia sobre justos e injustos por igual y ser una buena persona no asegura que no seamos propensos a tener malos momentos y temporadas difíciles. Es importante comprender que, si nos hallamos en momentos difíciles actualmente, no implica que hayamos hecho algo mal, que Dios no se agrada de nosotros o que no contemos con su favor; sino por el contrario significa que estamos recibiendo algo de lluvia. Sin lluvia nadie puede crecer. Dios nos tiene en la palma de su mano y si nos sentimos dentro del horno de la aflicción que pisaron Daniel y sus amigos, debemos recordar que Dios maneja el termostato y sabe cuánto podemos aguantar. 

Del ejemplo de aflicción de Job podemos rescatar qué no debemos hacer en los momentos de prueba, como lo es enfocarse solamente en el problema para no decir también al final “a mí también me ha tocado vivir largas y pesadas noches de miseria, nunca más volveré a ser feliz”, pues en esa oración se enfrascaba la idea de una infelicidad perpetua. 

Job 8: 21 nos describe tiernamente que Dios pondrá de nuevo risas en nuestra boca y gritos de alegría en nuestros labios.  

“Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, para que yo te cante alabanzas y no me quede callado. Oh SEÑOR, mi Dios, ¡por siempre te daré gracias!”

Salmos‬ 30:11-12‬ NTV‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Job libró una temporada completamente difícil y Dios le restauró el doble de todos sus bueyes, ovejas, camellos, burros, hijos y su salud. Pasado ese tiempo difícil, Job vivió 140 años en bendición y logró ver cuatro generaciones de sus hijos e hijas y nietos, para al fin morir lleno de días y en paz. Mantener la fe es saber que saldremos de la dificultad y aún más reestablecidos que antes . 

En las temporadas más oscuras e inexplicables de la vida,  es fácil entregar nuestra boca a maldecirnos o quejarnos de lo mal que nos trata la vida , pero  Dios quiere que aprendamos que él no nos creó para hacer lo fácil, porque eso cualquiera podría hacerlo, sino más bien lo complicado, pues los hijos de Dios tenemos esperanza derivada del Espíritu Santo de Dios que nos consuela mientras nos dice que este no es el final de nuestra historia, sino el principio de un camino lleno de bendiciones. 

Oración:

Padre bueno, gracias te damos porque siempre tienes algo que enseñarnos, y aún más en los tiempos difíciles. Te rogamos que nos enseñes a entender tu eternidad como defensa contra las pruebas de nuestra corta vida, pues ya no pondremos la mirada en nuestra aflicción momentánea, sino en tu gloria que nos sobre pasa.