Pienso en TiMuestra

Todo tu diseño me hace vibrar

Porque yo creo que 

En ti todo, todo va a estar bien

Vivo bailando, yo sigo cantando

Espero confiando y pensando en ti

Todo fue consumado, todo fue pagado, reconocer que solo por Cristo hemos sido traídos de tinieblas a la luz admirable, nos debe estremecer por su grandeza y poder. Aunque, a pesar que      hemos creído en su salvación y hemos recibido por la fe su Espíritu, no hemos llevado a cabo el propósito de Dios. Al ser alumbrados podemos entender el diseño perfecto del arquitecto de la vida.

Entender que nos dio vida y que ya no estamos solos, que somos habitación para expresar su grandeza y autoridad, por eso mi corazón se alegra, y canta con gozo mi lengua; mi cuerpo también vivirá en esperanza. La esperanza de generar el cambio es un nuevo amanecer donde la luz de Cristo va en aumento, las generaciones venideras sabrán que no hay dudas, sus promesas ya se cumplieron, ahora viviremos sin miedo; sabemos de su bondad y misericordia.      

Nuestro Padre celestial nos ha entregado todo y sin medida, su más grande tesoro, su amado Hijo el Señor Jesucristo. Al colocar nuestros ojos en la obra de la cruz nuestra fe se perfecciona en él, ahora está sentado en el trono de Dios, a él sea la gloria por siempre y para siempre. Es así como se iluminan los ojos de mi corazón para ubicarme y alinearme a la verdad. Bailar y cantar de gozo ya que su justicia brilla, por él que es justo y por ende nos hizo justos ante el Padre.

Es por su misericordia que nos ha dado una vida nueva, la resurrección es nuestra esperanza viva, podemos recibir la herencia al ser coherederos con Cristo Jesús, esta alegría es indescriptible, nos sostiene y sabemos que todo en él estará bien. Las dudas se disipan y en la mente se marca su poder para vivir sin miedo. Festejo el ser rescatado, renacido y restaurado con el propósito de expresar al Cristo vivo con experiencias reales, porque se trata de él.

Oremos juntos: Padre amado,  estoy agradecido por escogerme, qué gozo saber que soy somos parte de tu reino, gracias por tu Hijo, por su obediencia e inmenso amor. Agradezco por el conocimiento y la sabiduría que has impartido en tus hijos. ¡Aleluya, otra vez aleluya!