Una Casa Construida Sobre La RocaMuestra

Hoy vamos a reforzar un poco más la base de la casa. Conozcamos y entendamos el proyecto de Salvación para el hombre. Pero ¿por qué la salvación? ¿Qué le sucedió al hombre para necesitar la salvación?

Entendamos: la humanidad lleva una herencia maldita, el resultado del pecado que entró por las malas decisiones de Adán y Eva. Nuestro tiempo, que alguna vez fue eterno en el Edén, ahora cuenta para la muerte. Tenemos algunos años durante nuestra vida terrena para liberarnos de esta herencia de pecado que habita en nosotros y así regresar a la presencia del Padre, ante el árbol de la vida.

Jesús nos abrió un camino nuevo y vivo hacia la eternidad. Un proyecto para rescatar nuestra alma que se perdió con la herencia del pecado. Un proyecto de Salvación que se desarrolla de la siguiente manera: elección; regeneración; justificación, santificación y glorificación.

Entendemos que la elección es bíblica. Ya sea para toda la humanidad o solo para los elegidos, está en la mente inescrutable de Dios. Sin embargo, es importante enfatizar nuestra posición de que la elección no exime a la iglesia de dos cosas: la predicación y la perseverancia. La iglesia debe predicar a toda criatura (Marcos 16:15) y en el tiempo y fuera de tiempo (2 Timoteo 4: 2).

El llamado o regeneración es el momento en que el pecador toma conciencia de la elección divina, a través de un llamado del Espíritu Santo, y cree con todo su cuerpo, alma y mente que Jesucristo murió en la cruz por sus pecados y que su sacrificio garantiza el derecho a heredar la salvación.

La regeneración es nacer de nuevo, estás siendo generado nuevamente por el Espíritu Santo como una nueva criatura. En el momento del llamado, por tanto, el hombre es regenerado. Hay conciencia para el pecado. Pero también confía en el sacrificio de Jesús para el perdón de los pecados. En el momento del llamado, nace una nueva persona en el aspecto espiritual, como lo explicó Jesús a Nicodemo (Juan 3:5). El hombre nace espiritualmente para que, a partir de ese momento, pueda vivir una vida plena en la presencia de Dios.

No hay una regla para cuándo se da el Llamado, puede ocurrir cuando aún somos jóvenes, cuando estamos en la edad adulta, cuando somos mayores o incluso momentos antes de nuestra muerte. Así sucedió con el ladrón que estaba en la cruz junto a Jesús: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” - Lucas 23:43. Lo más importante es que en el día del Llamado el corazón esté sensible y dispuesto a recibir la bendición: “Si oyes hoy su voz, no endurezcas tu corazón” - Hebreos 4:7.

Hay una operación del Espíritu Santo, sin la cual el hombre no puede "presentarse" a Jesús y creer en su sacrificio hecho en el Calvario. Es un día especial marcado en la agenda de Dios y que marca al hombre para siempre. Todo el que ha sido llamado y luego regenerado conoce el día en que tuvo lugar este encuentro de la Eternidad con su alma.

Sin duda, el día del Llamado de Dios es el día más feliz de la historia del hombre. El vacío se llena. Sale la oscuridad, entra la luz. Sale el pecado, entra el perdón. La angustia sale, entra la alegría. Hay una fiesta en el alma del hombre (Apocalipsis 3:20).