Una Casa Construida Sobre La RocaMuestra

Nuestra intención es que, durante estos 12 días de devocional, ladrillo a ladrillo, podamos ejecutar esta construcción. Una construcción que el mismo Jesús, que era carpintero de profesión, realizó en la vida de sus 12 apóstoles: enseñando, adoctrinando, perdonando y sobre todo amando a cada uno de ellos durante los aproximadamente 3 años que estuvieron físicamente juntos en este mundo. Jesús resucitó de entre los muertos y ahora, por la presencia del Espíritu Santo, está con nosotros todos los días y creo que, a través de este devocional, transmitirá la misma enseñanza, la misma doctrina, el mismo perdón y el mismo amor por transformar cada uno de nosotros en otro apóstol de ese Evangelio de Vida.

Y para que podamos empezar a cavar hasta encontrar la Roca, los invito en este segundo episodio a meditar profundamente en un sermón que Jesús pronunció a orillas del Mar de Galilea, cuando subió a un monte alto y predicó el maravilloso sermón de las Bienaventuranzas. El sermón está registrado en el libro de Mateo, en los capítulos 5, 6 y 7 y al leer cada versículo estarás cavando una pala de arena, de modo que al final de los tres capítulos encontrarás la Roca en su totalidad y así puede comenzar la construcción de este nuevo hogar en su vida.

Si queremos ser un discípulo reformado de Jesús, seguramente ese sermón será el fundamento sólido, el fundamento profundo que debemos aplicar en nuestras vidas.

Una de las experiencias más increíbles que tuve en mi vida fue en el viaje que hice a Israel. El sitio del Monte de las Bienaventuranzas se encuentra a orillas del Mar de Galilea, entre Tabgha y Capernaum. El lugar descrito en la Biblia hoy alberga la Iglesia de las Bienaventuranzas, construida en 1938. Además de los hermosos jardines, la vista del Mar de Galilea es increíble y tiene una vasta llanura a sus pies, y también excelentes condiciones acústicas para que cualquiera sea escuchado por muchas personas en la distancia.

Confieso que cuando estuve allí, sentado en el monte, me intrigó la cantidad de personas que podían escuchar el sermón de Jesús en ese lugar. Incluso con buena acústica, hoy no nos imaginamos cómo preferir un sermón en lugares abiertos sin una gran estructura de parlantes, micrófonos, mesa acústica, etc. Recuerdo al guía que estaba con nosotros comentando que había una brisa suave y que también facilitó la transmisión del sonido a través del aire. Por unos momentos cerré los ojos y en oración a Dios, comencé a sentir esa suave brisa en mi rostro; mis oídos ya no captaron el ruido del lugar, pero solo escuché el sonido del agua corriendo; Fue entonces cuando una voz habló a mi corazón: "... Su voz era como la voz de muchas aguas ..." como se describe en Ezequiel 43:2. Allí comprendí cómo todas esas personas podían escuchar el sermón de Jesús.

Uno de los judíos que estaba allí con nosotros, confesó que se convirtió al cristianismo después de leer los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo, ya que identificó los fundamentos del Reino de Dios en las enseñanzas de Jesús. Cavó hasta que encontró la Roca. ¡Ahora es tu turno!

Esta semana haz una lectura detallada del Sermón de la Montaña, repasa tu vida, tus actitudes, y como discípulo cristiano, aplica las ricas enseñanzas de Jesús en tu corazón, escucha la voz de muchas aguas inundando todo tu ser y vive el evangelio, manteniendo pasos firmes y constantes en la presencia del Salvador.