CuarentenaMuestra

Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. (Mateo 4:2)

Jesús fue llevado al desierto para ser tentado y aprovechó el tiempo para hacer un ayuno de nada más  y nada menos que cuarenta días, eso es a lo que yo llamo aprovechar el tiempo.

Siempre digo que yo en su lugar hubiese gastado mi tiempo en puras protestas y cuestiones hacia Dios.

Al leer sobre el ministerio de Jesús tenemos que identificar no solo lo que nos deja en palabras sino también en actitudes y en este caso solo buscó fortalecerse para lo que vendría después.

Satanás pensó en su oportunidad al verlo débil.

Jesús no estaba débil, por el contrario, estaba más fortalecido que nunca después de haber pasado cuarenta días con el Padre.

Nosotros nos fortalecemos por dentro cuando le sacamos provecho a cada momento de nuestro día para hacer conexión con Dios. Es una sabia decisión hacerlo pensando en lo que vendrá.