Dios en El Tiempo De Los ReyesEjemplo

Dios es más grande que tu problema

Pocas historias de la Biblia han cautivado nuestra imaginación como la de David y Goliat. Goliat era un gigante de más de dos metros de altura, que se burló de los soldados israelitas y desafió con arrogancia al Dios de Israel. ¿Y David? Era un simple adolescente, un pastor, pero lleno de fe, valor y con un corazón para su Dios.

Cuando David llegó al frente y escuchó a este hombre desafiar a los ejércitos del Dios vivo, no pudo soportarlo. En contraste con los soldados israelitas que se aterrorizaron ante Goliat, David no se dejó intimidar ni impresionar. ¿Quién era Goliat comparado con Dios? Un simple hombre. David estaba impresionado por el tamaño de Dios, no por el tamaño de Goliat. Así que David, el adolescente, se ofreció para luchar contra Goliat.

Dos cosas caracterizaron su actitud: su ardiente celo por la gloria de Dios y su confianza infantil en la fidelidad de Dios. En primer lugar, hallamos su ardiente celo por la gloria de Dios:

«Tu siervo ha abatido leones y osos, y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo. Hoy el Señor lo entregará en mi mano, y lo derribaré y le cortaré la cabeza. Y entregaré hoy los cadáveres del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay un Dios en Israel. Y para que toda esta asamblea sepa que el Señor no salva con espada y lanza. Porque la batalla es del Señor, y él los entregará en nuestra mano».

Cuando un hombre está más preocupado por la reputación de Dios que por su propia reputación, ten cuidado. Este es un hombre peligroso. Un hombre que impactará el reino de Dios.

En segundo lugar, su confianza de niño en la fidelidad de Dios: 

«El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, me librará de la mano de este filisteo».

Entonces David dijo al filisteo:

«Tú vienes a mí con espada, con lanza y con jabalina, pero yo vengo a ti en nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. Hoy el Señor te entregará en mi mano, y te derribaré y cortaré tu cabeza. Y que toda esta asamblea sepa que el Señor no salva con espada y lanza. Porque la batalla es del Señor, y él te entregará en nuestra mano».

A Dios le encanta que su pueblo se atreva a confiar en él, sin importar que el problema parezca imposible. ¿Qué es más grande? ¿Tu problema o tu Dios? ¿Para qué te llama Dios a confiar en él hoy? Confía en que Dios te librará, porque el Dios vivo empequeñece a los gigantes de tu vida.